Apaciguamiento, desidia

Arthur Neville Chamberlain [Clic para ampliar la imagen]

La debilidad de los gobernantes del Reino Unido y Francia principalmente condujo, en los años 30 del siglo XX, a la expansión de la Alemania que regía Hitler. En efecto, se denominan políticas de apaciguamiento aquellas que se refieren a la dejación de funciones llevada a cabo por el primer ministro británico Neville Chamberlain y el francés Edouard Daladier. Ambos mandatarios buscaban evitar la confrontación con el régimen Nazi. Su inacción llevó primero a la anexión de la región de Renania, al rearmamento alemán, a las ocupaciones de Austria y Hungría y, tras los acuerdos de Múnich, a la toma de la región checa de los Sudetes.

Todo ello con anterioridad a la invasión de Polonia que supuso la declaración de guerra por parte de eje franco-británico, que arrastró consigo a Chamberlain tras una moción de censura que desembocó en la toma de posesión como nuevo primer ministro de Inglaterra de Winston Churchill. Luego vino la rápida derrota de Francia, el holocausto judío y todo lo demás.

Hitler hizo gala de su inteligencia. En esta ocasión observó la debilidad de personas como Chamberlain y se aprovechó de ella con total impunidad, rompiendo así las draconianas condiciones del tratado de Versalles. La frágil falta de decisión por gobiernos como el inglés condujo a la cesión a precio de saldo de unos territorios que resultó fatal para el devenir mundial.

Por desgracia, observo ciertos paralelismos entre aquella época y la que nos ha tocado vivir. Es patente la debilidad de Mariano Rajoy ante posturas independentistas indefendibles desde un punto de vista legal y moral. Me importa más resaltar su desidia para implantar la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad. Clama al cielo el retroceso en derechos que nos son negados.

Tanto o más grave que esta situación es la de los organismos que supuestamente defienden los intereses de las personas con diversidad funcional. Su conformismo es palpable y notorio. Esta situación se nota con singular claridad en algunas asociaciones de “cascaos” al uso, para las que la Persona con Diversidad Funcional supone solamente un incómodo objeto de subsistencia y enriquecimiento propio.

Por supuesto, no hay que generalizar. Indiscutiblemente existen personas y asociaciones que, con la mejor voluntad, persiguen con denuedo mejorar la vida de las Personas con Diversidad Funcional a su cargo. Más que nunca, este no es momento ni lugar para separar sino para unir.

Con todo, me resulta imposible olvidar las palabras de Francisco, quien no tenía ningún pudor en tildar de “barrigas agradecidas” a personas conformistas y amigas del poder establecido que se mostraban de acuerdo con el statu quo. Él no veía con buenos ojos a quien era incapaz de tener empatía, despreciaba sin rubor al que no sabía ni quería ponerse en la piel del otro, no podía ni ver ni aguantar a las personas que, desde su posición, planeaban y planean vidas ajenas. Aparte de todo esto, se vestía por los pies, mejor dicho, le vestían por los pies pues desde chiquitín era tetrapléjico y necesitaba apoyos generalizados para prácticamente todo.

Este vasco afincado en Estepona, falleció hace ya años. No llegó a disfrutar de aquellos derechos que nos corresponden: asistencia personal, educación inclusiva real, accesibilidad universal, y un largo etc. Quizá le consolaría saber que continuamos siendo marginados y discriminados, pero dudo que eso sirva de consuelo a nadie.

César Giménez Sánchez

Autor: César Giménez Sánchez.