Campo de Minas

Orangután [Clic para ampliar la imagen]

Aunque está viva la discusión de si las Personas con Diversidad Funcional somos humanos, mi opinión es que sí que lo somos, por tanto a pesar de que soy Persona con Diversidad Funcional, ante todo me considero persona. De este modo se hace válido aquello que decía Terencio de “soy humano y nada de lo humano me es ajeno”. Se lo podía poner en un latinajo, y hasta parecería culto, pero no se trata de ser o parecer más o menos culto sino de considerarse y que te consideren humano.

Dicho lo anterior, me preocupa mucho el solar o campo de minas que heredamos nosotros y heredarán las generaciones venideras gracias todo ello a los que han decidido en nuestro nombre por obra y gracia de no se sabe bien qué motivo, y las urnas se convierten en féretros.

Me desconsuela bastante escuchar día tras día en las noticias el impago que sufren las pequeñas empresas, tipo farmacia, por parte de diferentes autonomías. Duele profundamente la realidad de que, existiendo demasiados hospitales, no hay personal para utilizarlos como nos merecemos, hay secciones hospitalarias cerradas a cal y canto, e incluso se cierren algunos de dichos centros sanitarios dejando a multitud de enfermos en la fría calle. Todo ello por no hablar de los trabajadores de farmacias, hospitales, y demás que se quedan en la estacada o bien tienen que, como Marco, irse “cruzando el mar otro país”.

Me da náuseas ese invento del euro por receta, que estrictamente hace que una señora vaya a la farmacia y no compre el medicamento que le corresponde, sino simplemente el que le va a aliviar el dolor y le va a permitir dormir, y es que la dieta del café ahoga a la población.

Me molesta mucho que, ante una lógica absurda según la cual la solución al déficit económico y al desempleo era bajar los impuestos sobre la renta y sobre el valor añadido (IRPF e IVA) a mayor deuda, déficit, y desempleo los impuestos suban hasta salir por la azotea.

Me indigna la ocurrencia del ministro de justicia de poner unas abusivas tasas judiciales claramente recaudatorias, negando con esa treta el igual acceso a la justicia para toda la población.

Se me cae el alma a los pies cuando veo que el poder adquisitivo de las pensiones desciende, y escucho todo tipo de ultrajante negación y posterior justificación a este hecho. Es digno de mención el que el individuo que levante la voz ante esta sangrante situación sea calificado a precio de saldo de demagogo. Entre otras cosas, me dan arcadas cuando se baja el sueldo a los empleados públicos de todo tipo pero se disimula diciendo al común de los mortales que lo que se ha hecho es eliminar su paga extra.

Ante la cicatera obnubilación voluntaria de las autoridades (locales, autonómicas, central) y el conformismo de quienes falsamente se abrogan una representación que no es veraz, me exaspera la falta de políticas de promoción de la vida independiente mediante una eficaz asistencia personal y una auténtica educación inclusiva mientras soy testigo frío de que se promueve la vida dependiente y la segregación de nuestros pequeños y jóvenes desde sus centros educativos.

Realmente faltan hechos tangibles y sobran embustes, papeles mojados y ladrones de derechos humanos.

En fin, existen dos palabras muy en boga hoy en día. Son “transversal” y “multidisciplinar”. Pues así es la diversidad funcional: como todo el vecindario pero a lo bestia.

César Giménez Sánchez

Autor: César Giménez Sánchez.