Dependencia o Independencia

Publicado 04 de enero de 2006

La semana de Navidad, mientras todos los medios de comunicación machacaban con la aprobación en Consejo de Ministros del anteproyecto de la Ley de Promoción de la Autonomía (LePrA) Personal y Atención a la Dependencia” 100 personas con serias limitaciones funcionales, usuarios de dos programas de apoyo financiados, uno por la Consellería de Bienestar Social (CBS) y otro por el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales (MTAS) con cargo al 0,52 del IRPF, recibíamos la comunicación de que a partir del 1 de enero dichos servicios se suspendían. El de la CBS dos o tres meses, como siempre, pero el del MTAS a perpetuidad, después de 4 ó 5 años de funcionamiento del programa, por “no haber alcanzado la puntuación necesaria en la valoración técnica”. Ando yo, es un decir, intentando razonar como se alcanzó la puntuación técnica necesaria los años anteriores y como casa esa denegación de subvención con la concesión de una de mil millones de euros para el 2006 (4200 en total) para la construcción de una residencia en Béjar, sobre la que debatían la Secretaria de Estado de Servicios Sociales, Familia y Discapacidad y el Diputado Sr. Barrachina Ros el pasado 10 de octubre en el Congreso.

Por otro lado pienso si ese recorte será propiciado para que los usuarios, de ese servicio que facilita el mantenimiento en nuestro entorno, pidamos “voluntariamente” ir a repoblar las tierras de León, solicitando el ingreso en el Centro de Aislamiento de Minusválidos Físicos (CAMF) que el MTAS va a construir. Todo eso me viene a la mente inducido por el interesante artículo del catedrático de la UV Jordi Garcés en el que dice que los servicios residenciales son más rentables para el sector privado que la atención domiciliaria, los centros de día y no digamos la asistencia personal con pago directo reclamada por los defensores del modelo de Vida Independiente.

Pero algo pasó en Valencia la semana de Navidad. Alguien dijo que NO. Que no se quedaría callado, hibernado como un oso, hasta que con la primavera se reimplantara el servicio que le facilita levantarse, asearse y ponerse en disposición de realizar un día normal. Los que le oyeron dijeron que no estaría solo y la voz corrió.

Mientras el gobierno, auxiliado por los medios de comunicación, decía que iba a poner sueldo y seguridad social a los cuidadores de quienes no podemos rascarnos la nariz, nosotros pensábamos en como íbamos a afiliar a la Seguridad Social a nuestras madres que ya han pasado de largo los 65 años. Tampoco entendemos porque el cuarto pilar del estado del bienestar, el de los servicios sociales, ahora que se va a desarrollar resulta que nace cojo.

Mientras la inmensa mayoría de los partidos políticos en lo único que se han manifestado de acuerdo es en hacer un gran pacto de estado para que exista el copago por parte del usuario del sistema, resulta que no existe copago en función de ingresos o renta en el sistema sanitario, educativo o de pensiones; pero se responsabiliza a quien pierde su autonomía y castiga por ello.

Por medio del pretendido copago se desvía el gasto del sistema sanitario, que es gratuito, al de servicios sociales, que quieren que conlleve el copago en función de renta. Con ello descaradamente se financia el gasto sanitario con las aportaciones obligatorias de los más débiles. El colmo de la desvergüenza es pretender que el gasto en servicios de personal sanitario y asistencial de las residencias lo paguen los usuarios. Ese gasto lo debe cubrir, por que es de derecho, el estado; en todo caso el usuario debería pagar lo que podríamos llamar gasto de hosteleria (hospedaje y comida). No es así en el sistema penitenciario, pero pase.

El Consell la cogió al vuelo, mientras los usuarios protestaban a la puerta de la Delegación del Gobierno en Valencia, Alicia de Miguel anunciaba a los medios de comunicación que se hacía cargo del programa que el MTAS había desechado justo cuando anunciaba sustanciales mejoras en lo que respecta a la promoción de la autonomía de las personas que no podemos rascarnos la nariz. Nosotros, Alicia de Miguel y Jesús Caldera lo saben, no necesitamos que nos cuiden, nos cuidamos solos si se nos prestan los apoyos necesarios para ello. Sabemos que prefieren hablar con las asociaciones y con los padres, porque con ellos juntan derechos y precios, pero tienen que hablar con los afectados porque somos los mayores expertos en nuestra problemática y las soluciones. Pese a sentirse presionados y amenazados los afectados se manifestaron el 27 de diciembre en defensa de una dignidad que debe presidir la Ley de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a la Dependencia.

Así como Daoiz y Velarde se rebelaron contra las consignas de sus superiores y plantaron cara en el Parque de Monteleón, anónimos limitados funcionales severos desoyeron a “yo no lo haría” y se plantaron en las puertas de La Cigüeña y el Palacio del Temple con, entre otros, un cartel que decía: “Nos falta movilidad, nos sobra dignidad”. Pues eso.

Valencia, 04 de enero de 2006