En España hay 3,8 millones de personas que sufren con algún tipo de discapacidad. De ellas, 608.000 viven solas, según el avance de la encuesta que está elaborando el Instituto Nacional de Estadística y que publicará en 2009. Éstos son cinco testimonios de personas que a pesar de sus limitaciones se han emancipado.
La ONU aprobó en 2006 una convención internacional para asegurar que las personas que sufren algún tipo de minusvalía disfruten sin discriminación de los derechos humanos y las libertades fundamentales y tengan acceso a la educación, la salud y el mercado laboral. Nuria Aparicio recuerda este tratado que ampara su derecho a vivir sola en una sociedad que le permita su desarrollo. Todos tenemos derecho a tener los apoyos necesarios para ser independientes, nos lo reconoce la ONU, explica. Es abogada. Estudió Derecho, a pesar de venir de ciencias puras, porque en Zaragoza la de Derecho era la única facultad a la que podía acceder con silla de ruedas. Quedó tetrapléjica por un accidente de coche cuando tenía 16 años. Las extremidades inferiores las tiene totalmente paralizadas, y los brazos y las manos, parcialmente.
Su día a día es ejemplo de fuerza de voluntad porque, a pesar de las dificultades lógicas que le impone su situación, trabaja y lleva años independizada. Cuenta con ayuda, la que le facilita un proyecto de la Comunidad de Madrid destinado a promocionar la vida independiente y la participación social de personas con discapacidad. Cada uno de los que participan en este proyecto autogestiona su tiempo pero cuenta con apoyos. Según tus circunstancias personales te conceden un número de horas de asistencia, hasta un tope de 16 horas al día, que es mi caso, y te lo financian en un cien por cien. A Nuria le atienden tres personas en turnos que le ayudan con las tareas domésticas. Se puede ser independiente si se tienen apoyos que te permitan emanciparte. Yo pago los mismos impuestos que otras personas y tengo derecho a disfrutar de los servicios y asistencias que necesito.
La tecnología y las instalaciones también son un aliado imprescindible dentro de casa. Ya desde el portal se han eliminado las barreras físicas, las puertas de entrada son de apertura automática, la encimera de la cocina, más baja; la cama es eléctrica y tiene un trapecio colgado del techo que necesita para moverse. A la ducha puede entrar con la silla especial.
A los 19 años, salió de su casa de Arnedo, en La Rioja, y se desplazó a Zaragoza a estudiar. Entonces residía en colegios mayores. Desde hace nueve años vive en su casa actual de Madrid. Trabaja en Renfe en el desarrollo de un plan de accesibilidad para adaptar los trenes a personas con discapacidad. Para ir al trabajo dispone de una furgoneta adaptada pero necesita quien la lleve. Antes iba en metro o autobús y hace unos años no estaban todos preparados y a lo mejor tenía que esperar 45 minutos o una hora a que llegase uno en el que pudiese subir, recuerda.
No cobra pensión; para recibirla tienes que haber trabajado, y yo con 16 años no había cotizado. Respecto a la Ley de Dependencia, si tienes sueldo o patrimonio tienes que cofinanciar la ayuda, así que muchos deciden dejar de trabajar o irse a una residencia. Mi mayor temor es acabar internada en una institución.
Autora: Inma muro. 22/12/2008. FUENTE: Interviu.es. Seguir leyendo el reportaje en Interviu.es