Dolores en la Marina Real Juan Carlos I

Llegó el deshielo y la tropa salió de los cuarteles de invierno. Para los cascaos que precisamos apoyos para rascarnos la nariz el invierno es mala época, hay que enfundarse de valor y ropa cuando los días son cortos. Este año ha habido que salir mucho a la calle para hacer ver que no estamos dispuestos a ser el muerto en el entierro. Mi amiga Dolores dice que lo que para otros son recortes, para nosotros son hachazos, por eso cuenta sus salidas de casa por visitas a los médicos y manifestaciones. Para ella es duro, porque su afección se resiente con el frio y entonces es más “dolores”. Vaya, también le cuadra el nombre.

Dolores en la Marina Real Juan Carlos I

El caso es que con la llegada del deshielo, Dulcinea salió de batida para inspeccionar la instalación del punto de baño asistido en la playa de las Arenas. Recordó que en septiembre del año pasado le dije que habían arreglado la chapuza criminal del enrasado de la rampa de acceso a la primera planta del edificio “Veles i Vents” y para allá que se fue. Según ella bien arreglado, pero la felicidad no es completa. Se acordó de que cuando fue a sacar el billete para el viaje en Catamaran vio un aseo para cascaos al lado y…

Llegó a casa contenta, mandando:

“la rampa sí que la han apañado, sí. Pero he ido a un aseo adaptado que está al lado y tiene un escalón de más de 15 cm para entrar. Así que ya te estás poniendo a escribir una denuncia”.

Ya tenía yo faena para el día siguiente. Por la noche llamó Justo para preguntar como estábamos y Dulcinea le dijo lo que le había pasado y que me había dicho que escribiera una denuncia. En ese momento tuve la certeza de que al día siguiente vendría Justo a casa.

Tenía adelantado el bricolaje reclamacional, con el acopio de leyerio y normativas que había ido juntando, cuando llegó Justo a casa. Leyó lo que tenia hilvanado y empezó con su disertación sobre: el procedimiento administrativo, el código penal, la prevaricación, el cohecho y todas esas cosas que tanto llenan las tertulias televisivas.

A Justo le dieron el trabajo con el nombre, curró en eso de la justicia ejerciendo lo que se conoce por derecho; dice que no hay que confundir derecho con justicia. “La justicia es una cosa y lo que te da el derecho puede ser otra”, dice. Que se lo digan a él, que nunca caminó derecho porque una poliomielitis le dejó renco de una pierna y carga con un bitutor y un bastón. Marcial, para picarle, le dice que nunca estudió derecho porque nunca lo estuvo.

Me repitió por enésima vez que prevaricar es que un funcionario o autoridad firme algo a sabiendas de que está mal y que eso es lo que pasaba siempre con las obras cuando afectan a cuestiones de accesibilidad. La obra del aseo de la Marina Real incumple la normativa, no es accesible, pero a base de informes y visados se tapa el asunto, se recepciona la obra de conformidad y se paga. Algo me dijo de que en un juicio por cosas del aeropuerto virgen, la Generalitat tuvo que admitir que firmó la recepción siendo conocedor de que no se habían ejecutado obras «sustanciales». “Eso es cohecho, Vicente, se ha reconocido en el juicio pero nadie quiere verlo, ni los jueces ni los fiscales”, me dijo.

Parece mentira que se pongan en servicio obras y servicios que no son accesibles y cuestan un huevo. Por más visados, informes y certificados que se apilen, si hay escalón, hay escalón. Yo la solución creo que es que no se paguen las facturas hasta que se compruebe que la cosa funciona, y si se firma que funciona y se paga, el responsable es el que ha firmado el conforme.

Cartel de unas jornadas celebradas en 1979 [Clic para ampliar la imagen]

En el caso de las rampas yo, desde tiempo inmemorial, vengo diciendo que el día que una rampa esté mal hecha y el arquitecto de la administración (municipal, estatal o autonómica) diga que no es conforme y el constructor tenga que rehacerla a su costa, ya verás lo que se fija en que cumple la pendiente y se ajusta al proyecto. Y de paso ya verás cómo se esfuerza para explicarle al albañil que si la hace mal le va a tocar repetirla sin cobrar. Lo jodido es que mi amigo Justo me dijo que el que más apretaba era el político para que la obra se pudiera inaugurar y sacarse la foto; vamos, que el apretado era el técnico de turno, que carga con la responsabilidad de por vida mientras que a saber donde estará el político cuando haya una sentencia condenatoria.

Justo me replicó que probablemente el diseño estuviera mal hecho, hubiera tenido todos los visados colegiales habidos y por haber, el constructor se hubiera ajustado a los planos, el control de la obra se hubiera hecho por telepatía y al final hubiera que hacer cama redonda para taparse todos los que habían intervenido en el planeamiento y ejecución de la obra. Y para bendecirlo allí estaría la comitiva de políticos dándose codazos para ponerse en la foto al lado del de las tijeras.

Luego me soltó la letanía del “cohecho” y me dijo que porqué creía yo que los constructores regalaban por navidad cestas y regalos a los políticos y responsables de recepción de obras. Yo le dije que no creía que los cargos políticos incurrieran en esas corruptelas por una cesta y me dijo que no eran solo cestas y que por lo general, rechazaban esas prácticas, pero…. “Tienen mujer, Vicente, y ellas sí que son susceptibles a los agasajos”: ”total si te dan un bolso tu lo coges, que te lo dan porque eres muy simpático y les caes bien”. Y cualquiera le lleva la contraria a la parienta; que me lo digan a mí que estoy redactando un escrito de denuncia porque Dulcinea quería mear en un aseo de “minusválidos”.

Pero, claro, mientras cuando se hace mal la rampa no pasa nada y después hay que rehacerla con otro proyecto y lo paga el contribuyente, pues nada. Ya lo dijo el otro día un ministro:

“El espíritu tiene que ser el que esos recursos escasos (los impuestos) no se distribuyan en forma de limosna. Lo que es verdaderamente equitativo es que algo que sale de la solidaridad del conjunto de los ciudadanos sea correspondido por parte de los políticos con un rendimiento aceptable”.

Bueno, creo que lo dijo referido a los estudiantes, pero es aplicable al caso; el espíritu de las leyes es que se cumplan y no que se den limosnas a los que las incumplen. Los constructores no pueden recibir limosnas por trabajos mal hechos, si el funcionario responsable o político quiere darle una limosna que la pague de su dinero y no del de los contribuyentes.

Al final me dijo Justo que lo que daría impulso al asunto de la denuncia es que Dulcinea y Dolores se encadenaran para denunciarlo públicamente, pero yo le dije que por ahí no podía ir la solución porque la administración ha tomado medidas preventivas y de momento elimina los 330 metros de verja metálica en el límite de la Marina norte con la playa del Cabanyal; y mucho me temo que después vaya la verja que rodea el jardín del Palau de la Generalitat. De todas maneras a Dolores le sienta bien tomar el sol en verano y ponerse morenita para aguantar mejor los dolores del invierno, en la dársena del Puerto corre la brisa y con una sombrilla no es mal sitio para estar.

Valencia, 4 de julio de 2013