Educación reduce las horas de cuidados a los alumnos discapacitados

CATALUÑA. Padres de niños, obligados a contratar monitores de escuela por su cuenta

Cristina Núñez ha tenido que contratar a una monitora para que vigile los niveles de glucosa de su hija Jana, de tres años de edad y diabética, cada día que come en el colegio Cosetània de Vilanova i la Geltrú. El Departamento de Educación ha reducido la jornada laboral de los monitores y las horas del almuerzo han quedado sin cobertura. La semana pasada Aleix Cabré, de seis años, que se desplaza en silla de ruedas por una enfermedad neuromuscular, no encontró a su monitora para que le acompañara al lavabo. Nadie lo hizo. Educación también ha reducido la jornada de los cuidadores de la escuela Bages de Manresa. «Ajustes presupuestarios» es la respuesta que los padres afectados reciben de la Administración catalana.

La Convención de la ONU

«Cuando salí en televisión solucionaron mi problema»

«Hablamos de personas, no de números sobre un papel»

Este curso decenas de niños discapacitados y escolarizados en escuelas ordinarias de Cataluña se han quedado sin sus habituales cuidadoras -conocidas popularmente como vetlladores- a pesar de que el año pasado la propia Generalitat les asignó un número de horas a la semana. Educación ha reducido, en muchos casos hasta la mitad, las horas que contrata a este personal de apoyo para atender a unos niños cuya incapacidad -sea física o psíquica- les impide desenvolverse de forma autónoma. Y ahora el problema ha pasado a la dirección de cada centro, que debe afrontar las consecuencias y las protestas de los padres.

La lista de perjudicados es inacabable. En el centro Matagalls de Santa Maria de Palau Tordera, la asociación de padres paga al monitor de apoyo del comedor porque Educación también ha rebajado las horas a la mitad. Y en Els Pallaresos, a Alba Buendía, de 10 años, la asalta la angustia cada vez que su cuidadora la abandona para atender a otros niños. Alba, con una atrofia muscular espinal, necesita asistencia para toser y expectorar. De lo contrario, se arriesga a contraer una neumonía.

Las asociaciones de padres con niños disminuidos han recibido numerosas quejas, al igual que los directores de las escuelas. Todas las reclamaciones ante los servicios territoriales de Educación han topado con la misma respuesta: recortes presupuestarios, extremo que niega Isabel Darder, directora general de Atención a la Comunidad Educativa, que se refiere a una «adecuación y racionalización» de este servicio.

El objetivo final de esta reestructuración -que no cómo se ha puesto en práctica- es aplaudido por todos. Se pretende que los alumnos ganen poco a poco en autonomía personal y que no dependan exclusivamente de un monitor todas las horas que permanecen en la escuela. Con ello, se quiere involucrar a los docentes y a sus compañeros en estos cuidados.

Pero la teoría, como siempre, choca con la tozuda realidad porque cada chico sufre una discapacidad distinta y en un grado de afectación diferente. Un chaval con problemas de motricidad no requiere la misma ayuda que otro con una disminución psíquica, visual o auditiva.

El plan de acción de la Generalitat 2008-2015 para que los niños con necesidades especiales acudan a escuelas ordinarias se refiere siempre a tratamientos individualizados.El documento sostiene: «La situación de cada persona con discapacidad es única y conviene evitar la rigidez en la aplicación de criterios educativos generales que puedan comportar un malestar continuado de personas que no han tenido la ocasión de ser escuchadas». Lo contrario, aseguran los padres afectados, a lo que se empeña en aplicar Educación.

«Hay que poner en marcha una serie de estrategias para que el niño no sea tan dependiente y que otras personas se impliquen además del monitor. Pero hay que evaluar en cada caso si el alumno es más autónomo que el año anterior. Me parecen graves estos recortes porque los recursos tienen que asignarse en función de las necesidades», sostiene Emili Grande, director técnico de Ecom, la federación que engloba a entidades de discapacitados.

Por su parte, Lidia Verge, trabajadora social de la Asociación Catalana de Enfermedades Neuromusculares, reflexiona: «Los niños de nuestra entidad sufren enfermedades degenerativas progresivas. No puede ser que les reduzcan a la mitad las horas de monitor». Esta asociación ha recibido varias quejas. En cuatro casos la disminución de jornada ha alcanzado el 50% y en otros tantos centros ha sido de entre 5 y 10 horas a la semana.

El Departamento de Educación niega la mayor: no se ha producido ningún recorte, y menos por motivos presupuestarios. Al contrario, las horas de cuidadoras se han incrementado el 11% y han pasado de 31.545 el curso anterior a 35.148 el actual.

Sin embargo, la Generalitat no revela el número de alumnos discapacitados ni el número de centros con niños con necesidades educativas especiales. Sólo ha informado de la comarca del Maresme. Y un análisis detallado de los resultados da al traste con la tesis oficial.

En esta comarca, efectivamente, se ha registrado un aumento de horas totales: de 1.460 a 1.723. Pero el año pasado 50 centros contaban con alumnos discapacitados, mientras que ahora la cifra es de 65. Es decir, si en 2008 cada escuela disponía de 29,2 horas de cuidadoras, ahora esta ratio ha bajado a 26,5 horas. Una rebaja en toda regla.

Isabel Darder considera que, en algunas ocasiones, los padres han confundido el papel de los monitores . «Es una persona que ayuda al alumno con problemas de movilidad, etcétera; que ofrece una atención individualizada, a veces asistencial, pero no es ni un docente ni un especialista», matiza. «Entiendo que algunos padres estén angustiados, pero ponemos los recursos que los niños necesitan. Se trata de reestructurar y adecuar este servicio a la realidad de cada territorio y de forma racional», añade. «Quien lo necesita tiene todas las horas del día cubiertas», concluye.

La Convención de la ONU

– Derechos de las personas con discapacidad

  1. Los Estados partes reconocen el derecho de las personas con discapacidad a la educación. Con miras a hacer efectivo este derecho sin discriminación y sobre la base de la igualdad de oportunidades, los Estados partes asegurarán un sistema de educación inclusivo a todos los niveles así como la enseñanza a lo largo de la vida.
  2. Al hacer efectivo este derecho, los Estados partes asegurarán que las personas con discapacidad no queden excluidas del sistema general de educación por motivos de discapacidad, y que los niños y las niñas con discapacidad no queden excluidos de la enseñanza primaria gratuita y obligatoria ni de la enseñanza secundaria.

«Cuando salí en televisión solucionaron mi problema»

– Sonia Izaguirre.

«Mi hija Carlota, de 11 años, estudia en el CEIP Pérez Sala de Vilassar de Mar. Desde que está escolarizada dispone de una monitora . El año pasado tenía 24 horas de vetlladora y este curso 14. Por ejemplo, Carlota carece de cuidadora durante un día entero. El segundo día de colegio, al llegar a casa me comentó que no quería ir al lavabo porque no tenía quién la acompañase. Hablé con la dirección y me comentaron que habían reducido las horas de 60 a 30; o sea, a la mitad. Llamé por teléfono a Educación, a los Equipos de Asesoramiento Pedagógico (EAP), y fueron incapaces de darme una respuesta. O sea que opté por denunciar mi problema en televisión. Por la tarde ya estaba solucionado, aunque hicieron un apaño pues quitaron a una persona de párvulos».

«Hablamos de personas, no de números sobre un papel»

– Antonio Buendía.

«Mi hija Alba, de 10 años, ahora está en quinto. Tiene una vetlladora desde P-3 y tenemos la suerte de que es fisioterapeuta. La verdad es que se desvive por los niños. Pero este año también nos han reducido las horas, con lo que la monitora debe atender a tres alumnos, a nuestra hija, a otra niña con graves problemas motrices y a un tercero con problemas de conducta. Y cada vez que se queda sin ella, Alba la verdad es que sufre mucho. Ya la tuvimos que ingresar una vez en Sant Joan de Déu por complicaciones de una neumonía y se pasó más de una semana en la UCI. Alba necesita ayuda para toser y expectorar; si no, se arriesga a que se le acumulen las mucosidades. Aquí estamos hablando de personas, no de números sobre un papel».

Barcelona. 19/10/2009. AUTOR: Josep Garriga. FUENTE: ElPais.com