El espía

Un correo en el que se planteaba firmar una petición y una noticia de televisión, que decía que a un médico MIR lo habían declarado no apto después de 5 meses ejerciendo en un centro de Salud de Tacoronte, me retrotraían a los tiempos en que por mi condición física el empleo privado me era vetado y el público imposible porque la coletilla de “no padecer defecto físico” era dogma de fe. Al final cuando se convocaron las primeras oposiciones en mi CA, con turno de minusválidos, presenté la solicitud con la x en la casilla de cascao, pague la tasica, hice el examen y no hubo hombre más feliz en la tierra.

Por aquello había luchado en la larga guerra de la Ley de Integración Social de Minusválidos, en cuyo tratado de paz se incluyó en el articulo 38 un apartado que decía:

En las pruebas selectivas para el ingreso en los Cuerpos de la Administración del Estado, Comunidades Autónomas, Administración Local, Institucional y de la Seguridad Social, serán admitidos los minusválidos en igualdad de condiciones con los demás aspirantes. Las condiciones personales de aptitud para el ejercicio de las funciones correspondientes se acreditarán en su caso mediante dictamen vinculante expedido por el equipo multiprofesional competente, que deberá ser emitido con anterioridad a la iniciación de las pruebas selectivas.

Doctor House [Clic para ampliar la imagen]

La convocatoria de MIR no tenia cupo de reserva para personas con discapacidad, pero constaba: la exención de tasas para los cascaos y la exigencia de que en ese caso se acompañe copia compulsada del certificado. No puede alegar el Ministerio de Sanidad que desconocía la condición del opositor.

Lo que aterra es que efectivamente Arturo no sea apto para ejercer las tareas de ninguna especialidad médica y el Ministerio de Educación le haya expedido el titulo, sin percatarse de su discapacidad, porque Arturo todos los años para matricularse presentaba el certificado de discapacidad expedido por el IMSERSO, dependiente del Ministerio de Sanidad y A. Sociales. Además he oído decir a la victima que, antes de ir a elegir plaza a Madrid, consultó en su ciudad si la discapacidad que tenía suponía algún problema, recibiendo como contestación oral que no.

Uno puede estar de acuerdo con que la imposibilidad de realizar alguna tarea puede hacer que sea incompatible alguna limitación funcional con el desempeño de un puesto de trabajo; pero obviamente la discapacidad conlleva el que no se puedan hacer la totalidad de las tareas y la frontera con la aptitud se encuentra en que se puedan ejercer las tareas básicas y las limitaciones se vean compensadas con ajustes razonables, apoyos y medidas de acción positiva.

Tengo la certeza de que quien ha estampillado la firma diciendo que Arturo no es apto, lo ha hecho cumpliendo la normativa. Y eso es lo grave. El filtro de la aptitud se ha puesto al final, cuando lo lógico y pactado en su día en la LISMI era que la compatibilidad de la discapacidad se hiciera con carácter previo al inicio del proceso. Por cierto, la competencia para declarar la compatibilidad la tienen los equipos multiprofesionales del IMSERSO.

Doctora con muletas [Clic para ampliar la imagen]

Gracias a quien ha detectado la incapacidad de Arturo, con el ejercicio de la especialidad de médico de familia, se ha evidenciado el mal funcionamiento de los servicios públicos; lo que conlleva que pueda exigir una indemnización y por tanto la apertura de expediente de responsabilidad patrimonial y la investigación para la delimitación de responsabilidades de los que tenían que haber evitado que una persona no apta pusiera en peligro, durante 5 meses, la vida de pacientes que confiaban en que estaban recibiendo una atención de calidad.
Tengo la certeza de que Arturo no se esforzó, por conseguir una nota que le permitiera estudiar medicina y 6 años de estudio para sacar la licenciatura, para colgar en la pared de casa un titulo en el que el primer paciente español, el Rey, le faculta para el ejercicio de ninguna especialidad médica.

Lo lógico, si la destreza manual de Arturo era incompatible con el ejercicio de la actividad de médico de familia, que en el acto de elección de plaza, se le hubiera dicho cuales eran las especialidades por las que podía optar. Porque es evidente que hay discapacidades compatibles con el ejercicio de la medicina, de hecho en el tribunal de elección de plazas los médicos que había eran ciegos. Sí, sí, ciegos. De otra forma no se explica que le dieran la plaza de médico de familia.

De todas maneras creo que Arturo ha equivocado su profesión. Quien siendo un paciente de UCI, ha conseguido, en el imperio de las batas blancas hacerse pasar por uno de ellos, destapando todos los fallos de seguridad del sistema, tiene unas cualidades innatas para ser espía.

Valencia, 1 de abril de 2013