Entre apoyos y zopencos

Hay cosas que crean alarma social y deberían, mientras que hay otras que no la crean pero también deberían. Un buen ejemplo de ello es que hace 10 años más o menos existían 40.000 plazas para personas discriminadas por nuestro funcionamiento en nuestro país. Pues bien, a 31 de enero de 2017 hay más de 150.000 personas en centros residenciales acogidas a la Ley 39/2006, más conocida como Ley de Dependencia. A algunos les parecerá que las residencias son el mejor invento del siglo. No es mi caso, como tampoco es de la Unión Europea, ni de la Organización de Naciones Unidas, que recomiendan y ordenan la vida independiente de las personas como un derecho que no se le puede hurtar a nadie. Lo que sucede es que Spain is diffferent y el negocio de la reclusión humana muy lucrativo. Pese al cierre del grifo financiero para la construcción, renovación y mantenimiento de estos centros por parte de la UE desde 2012, aún hoy se utilizan en diferentes países de la Unión fondos estructurales para dichos fines. Se ve que el grifo tiene numerosas goteras puesto que en el último quinquenio más de 100 millones de euros se han empleado con estos fines tan “respetables”.
¡Vaya! Ya me había propuesto no sacar el tema a relucir pero soy irremediable. En realidad, lo que pretendo es hablarles un poco sobre el fútbol y sus aledaños. Soy experto en aledaños, por si no lo sabían. Puede que sea una persona excesivamente rara, de modo que lo que yo veo puede no ser tan malo como yo pienso. Pero yo lo expongo y ustedes deciden. Durante los emocionantísimos encuentros deportivos que se retransmiten prácticamente a diario, se nos invita a hacer nuestras predicciones económicas desde numerosos sitios. He llegado a ver durante el descanso de algún encuentro casi un pleno de anuncios de empresas como las que siguen: Marathonbet, Paf, Marcaapuestas, Bwin, Bet365, Sportium, betfair, Carcaj, bet888, Wiliam Hill, y no sé si se me olvida alguna más. Me distrae el vuelo de una mosca. No digo nada contra ellas, sino que es lo que hay.
Que yo pueda pensar que estos patrocinadores del deporte rey en España puedan estar generando una ludopatía sin parangón no está probado científicamente ni por ninguna autoridad que yo conozca. Pero resulta mareante ver un partido con semejantes tableros de publicidad estática, banners en la pantalla y publicidad de estas casas de apuestas; por supuesto legales.
Además, lo que yo piense o deje de pensar les debe traer al pairo, porque todo tiene una sencilla solución. Resulta que al final de estos anuncios los patrocinadores sueltan un “juegue con responsabilidad” y aquí paz y después gloria. Mi mente turbulenta no puede evitar recordar aquella vez que saqué la pistola de mi bolsillo, pasó lo que pasó y luego le dije al muerto: “pero no te ha dolido, ¿verdad?”. Consecuencia: No pasa nada, y si pasa se le saluda.
Sucede con esto como cuando todo el mundo fumaba. En unos años hemos pasado del tipo con sombrero vaquero, atractivo y con su cigarrillo en la boca, a poner en las cajetillas de tabaco la leyenda “fumar mata”. Años atrás, fumar tenía un valor incalculable social y financieramente hablando, incluso hasta el punto de que provincias enteras de nuestro país vivían del dinero que les reportaban las plantaciones de esta planta, por vía de su venta o de su subvención. Ahora no se permite fumar en lugares públicos. Tengo que confesar que a mi lavadora y a mi pituitaria les viene bastante bien cualquier medida disuasoria para evitar el consumo de estos cilindros humeantes.
Pero ya me he desviado del fútbol. Con todo es que, yo no sé ustedes, observo unas incongruencias tales que conducen a situaciones no deseadas de falta de salud y hasta de violencia, como esos padres que en una liguilla de fútbol infantil en las Islas Baleares actuaron como verdaderos hooligans, enzarzándose en una lucha por ver qué niño regateaba mejor o iba peinado mejor, que para el caso, tanto monta, monta tanto. De la batalla campal daba buena cuenta el diario de Mallorca. Menudo ejemplo para los jugadores.

A lo mejor, esto de la incapacitación (que es contraria al sistema jurídico establecido en la Convención de derechos de las personas con la etiqueta “discapacidad” a cuestas) hay que instaurarla para los zopencos que se dedican a darse mamporros en los encuentros deportivos, también se podía extender al chaval de Marlboro al que le dio cáncer en la garganta por actuar en los anuncios; para no discriminar, deberíamos meter en el mismo saco a los dueños de las diferentes casas de apuestas y su clientela, y otras chorradas similares. Quizá así se percaten de lo ridículo de esta medida. Es posible que a las personas con la etiqueta maldita nos dejen en paz con continuas espadas de Damocles y nos den los apoyos que necesitamos en lugar de poner piedras y demás obstáculos en nuestro camino. Yo no lo creo, sinceramente.
Como dije en una de mis sensacionales charlillas, resulta que los pequeños nos pueden escuchar, sin embargo rara vez hacen lo que les decimos que hagan, pero con frecuencia actúan del mismo modo que ven a sus mayores actuar. En la misma o en otra charla comentaba que lo importante no era la colección de conocimientos exóticos que pueden llegar a inundar a los chavales. Lo que realmente interesa es que adquieran unos valores de decencia que a día de hoy no cotizan muy al alza.
Apostilla: Menos mal que no había toros en la sala y que el techo de la misma era bastante alto, porque me sacaron a hombros pero sin orejas ni rabo (del toro, se entiende).