Euskadi suspende en la inserción de discapacitados

Un informe de la Fundación BBVA recuerda que apenas uno de cada tres vascos con una minusvalía tiene empleo

Dos trabajadores en el centro de Lantegi Batuak en Zalla

EUSKADI. La Asociación de Trabajo Protegido del País Vasco (Elhabe), un organismo en el que están integradas seis entidades que proporcionan empleo a unos 5.400 discapacitados, denunció ayer que las instituciones y las empresas de Euskadi incumplen la obligación legal de tener en sus plantillas, al menos, un 2 por ciento de empleados con alguna minusvalía física, psíquica o sensorial. En particular, la Administración Pública Vasca apenas llega al 1,25 por ciento.

El presidente de Elhabe, Pablo Núñez, responsabilizó a los poderes públicos de actuar con «bastante laxitud» para hacer cumplir la normativa sobre los discapacitados en edad laboral, un colectivo formado por 59.047 personas en la comunidad autónoma, registradas con una minusvalía mínima del 33 por ciento. De todas ellas sólo trabajan 20.048; es decir, una de cada tres, según un estudio presentado ayer por la Fundación BBVA.

Los datos

Administración vasca: De 49.783 empleados -incluyendo Osakidetza, Administración general, Educación y Justicia-, sólo 621 son discapacitados (1,25 por ciento).

Osakidetza: Ella sola sí cumple el 2 por ciento, al emplear a 469 discapacitados sobre 22.716 trabajadores.

El informe, dirigido por José Barea y coordinado por José Luis Monzón y Baleren Bakaikoa -todos catedráticos-, destaca que la incidencia del paro es muy superior entre los vascos con alguna minusvalía (27,8 por ciento) que entre los demás. Pero aún más llamativa le parece la baja tasa de actividad dentro de ese colectivo, ya que, sumando a los que están ocupados y a los que están sin empleo, apenas ascienden a 27.700 en el País Vasco. Los 31.300 restantes, pese a tener teóricamente voluntad de desempeñar una actividad laboral, puesto que han valorado su minusvalía para ello, no buscan trabajo.

A ese grupo de personas inactivas hay que añadirle un número no determinado de discapacitados que ni siquiera se han registrado, aunque podrían incorporarse al mercado laboral como el resto. Se trata de una «inactividad oculta», de la que se sospecha que puede afectar más a las mujeres porque, en la «inactividad visible», los hombres representan el 59 por ciento. En resumen, ellas sufrirían «una doble discriminación»» a causa de su minusvalía y de su sexo, impresión que se acentúa por el hecho de que el paro también afecta a las mujeres con más intensidad.

Labor de las asociaciones

El informe destaca el esfuerzo de integración que desarrollan las asociaciones de discapacitados y los centros especiales de inserción laboral. Según José Luis Monzón, «juegan un papel clave a la hora de rescatar de la resignación a muchas personas que nunca se plantearían trabajar». De hecho, las tasas de actividad y de paro son menores entre los trabajadores vinculados a una asociación que entre los demás.

En conjunto, de las 20.048 personas con minusvalía que tienen un trabajo en Euskadi, 9.262 trabajan como asalariados en empresas; 1.423 lo hacen por cuenta propia; 2.827, en el sector público y 6.536, en centros especiales de inserción.

El estudio del BBVA reclama a las administraciones públicas que reserven de forma efectiva el 2 por ciento de las plazas para los discapacitados, tal y como exige la legislación, que también afecta a las empresas con más de 50 trabajadores. Y piden que en las ofertas públicas de empleo el cupo para empleados con minusvalías se eleve al 5 por ciento.

Javier Muñoz – Foto: Pedro Urresti. Bilbao, 1/04/2009.
FUENTE: ElCorreoDigital.com