Faltan enfermeros, sobran minusválidos.

Publicado en Levante el 5 de enero de 2002 en el apartado EL TRINQUET.
Duques de Lugo [Clic para ampliar la imagen]

Dos noticias me han impactado especialmente en estas fechas tan marcadas para mí. La primera fue el ingreso en una UCI de Jaime. Ingresó justo el día de mi séptimo aniversario en una unidad idéntica del Hospital Clínico. Las circunstancias que rodean estas situaciones tienen algunos puntos en común. Jaime, sin duda, ha sentido un desconcierto total al despertarse: intubado por la boca para respirar, sin poder articular palabra, sondado por la nariz para alimentarse y con otra sonda para orinar, amén del pulpo que te colocan en el pecho para controlar la función cardiaca,…. Estoy seguro de que en esos momentos se ha acordado de sus hijos, tiene dos pequeños, y a ellos se habrá aferrado con todas sus fuerzas para no dejarse ir. Jaime tiene a su lado a su esposa, Elena, y a un equipo de personal sanitario competente. Como yo lo tuve.

También pasé las Navidades en una UCI en la que todos los aparatos a los que estaba conectado sonaban para indicar que la cosa funcionaba. En las UCI hay bastante personal, no recuerdo si un enfermero por cada tres camas, aparte auxiliares y médicos. Jaime se ha beneficiado de la solidaridad de todos los españoles, que con los impuestos hacemos posible que funcionen unas UCI, que siempre se encuentran a plena ocupación los 365 días del año. Somos muchos los que hemos pasado por estas unidades y podemos sentirnos satisfechos de que cada vez sean menos los que las abandonan como cadáveres. Los avances médicos permiten que enfermos que antes no llegábamos o no salíamos de ellas lo hagamos hoy día. Morirse en una UCI es muy difícil. Yo soy un vivo ejemplo de ello. Otra cosa es que, después de salir de ella, muchos pacientes lo hagamos en situaciones de dependencia, producidas por el deterioro físico y la perdida de funciones que con anterioridad a la enfermedad teníamos.

La otra noticia que también me ha impactado es ver recogido en la edición del día 24, un comunicado del personal de enfermería de la sala de Neumología del Hospital Clínico, en el que denuncian la reducción de dos enfermeros. En el comunicado citan que ese servicio ha absorbido, desde hace cinco años, la atención de las personas afectadas con esclerosis lateral amiotrófica (ELA), lo que ha supuesto la utilización de una maquinaria única en la Comunidad y segunda en el Estado, así como asumir el entrenamiento familiar y atender al resto de los usuarios. Para que mejor se entienda diré que la ELA es una de las enfermedades degenerativas más invalidantes que existen y que solo los avances en neumología han permitido alargar su esperanza y calidad de vida. Un insigne enfermo de ELA es el científico Steven Hawking .

Desde luego mi punto de vista, sobre la reducción de personal de enfermería mencionada, es subjetivo. Lo es, porque después de un mes en la UCI permanecí cuatro meses mas en la Sala de Neumología y durante ese tiempo padecí tres crisis respiratorias en las que salí por la rápida intervención del personal de enfermería. Después también he estado ingresado por episodios más benignos y he podido comprobar la escasez de personal, no solo de enfermería, si no de celadores. Las enfermedades respiratorias, la malaria y el sida se pueden considerar las tres grandes epidemias del siglo que termina. Y no hay que olvidar que al margen de que las enfermedades respiratorias son de las mas invalidantes, existe la cuestión de que la respiración es una función vital, que en caso de crisis necesita intervención sanitaria inmediata. Es precisa la presencia de personal sanitario cuando se presenta una crisis, y reducir la presencia de enfermeros en una sala de enfermos respiratorios es, para mi, una imprudencia temeraria, máxime si pensamos que cada vez es mayor la presencia de enfermos crónicos de diversas patologías, como es el caso de enfermos musculares, que precisan asistencia respiratoria mediante ventilación mecánica o oxigenoterapia. Como es mi caso.

La Constitución y la ley general de sanidad consagran el derecho a la protección de la salud y a la atención sanitaria, el cumplimiento de este derecho es deber esencial del departamento de la Generalitat responsable en materia sanitaria, por ello deben adoptarse las medidas oportunas para que la reducción de personal de enfermería sea lo mas breve posible. Cualquier necesidad de personal por la puesta en marcha de nuevos servicios sanitarios en el hospital no puede hacerse a costa de desatender otros. Y desde luego no puede ser que, cuando este hospitalizado, me agobie con la duda de que si tengo una crisis respiratoria y mi acompañante pulsa el botón de alarma (yo no puedo hacerlo) vendrá alguien o no.

Espero que Elena y Jaime, que ha salido hoy de la UCI y ha pasado a sala, no pasen por el duro trance de pulsar el botón de emergencia y que no acuda nadie porque han reducido el personal de enfermería en su sala. También deseo que la recuperación de Jaime sea completa, enfermeros faltan, pero minusválidos sobramos.

Valencia, 30 de diciembre de 2001