La justicia es ciega.

Abro el correo y tengo un mensaje que pide que firme para apoyar la petición de un ciego en el sentido de que la autoridad, competente por supuesto, se pronuncie sobre si puede ejercer como juez y, por tanto, comenzar a preparar la oposición.

Me he quedado descolocado, lo juro. Yo tenía entendido que esa barrera ya la derribamos en 1982 con la aprobación de la LISMI, donde dado que por aquel entonces la coletilla “no padecer defecto físico”, en los requisitos para el acceso a empleos públicos, mantenía unos cuerpos de funcionarios puros. Se quedó en que cuando un cascao se presentaba a una oposición, con carácter previo, el INSERSO, a través de sus equipos multiprofesionales altamente especializados en el tallado, pesado y sexado del casquerio, emitiría informe vinculante en el que se dictaminara si el aspirante podía o no realizar las tareas básicas del puesto al que optaba.

La verdad es que la cosa degeneró y de hecho se pedía el citado informe una vez aprobada la oposición. Hay que tener en cuenta que somos un país donde legislamos de cojones y hacemos lo que nos sale de los mismos. A este respecto recuerdo ahora una anécdota que me contó mi amigo Pelayo. En un encuentro internacional de una multinacional, un asistente de EEUU, se dirigió al representante de España con la siguiente pregunta: Ustedes –dijo- tienen una de las legislaciones más extensas y garantistas del mundo, ¿Cómo se arreglan para cumplirla?. Después de una pausa un tanto desconcertante, el interrogado respondió: para mi es sencillo, simplemente no se cumple. Pues eso.

El caso es que además de la LISMI, en el 2003 se aprobó la primera ley de no discriminación, la 51/2003, referida a los cascaos; donde se mencionaban los ajustes razonables y las ayudas técnicas. Igual todavía no se ha desarrollado.

Dicho lo anterior no entiendo porque un ciego pregunta si puede ser juez. Pero entiendo menos que preguntándolo en una Audiencia Provincial, le remitieran al Consejo General del Poder Judicial y de este al Ministerio de Justicia, donde seguramente están atareadísimos desde hace meses buscando el sentido común, sin encontrarlo y responder.

Evidentemente un ciego no puede ser juez de lo contencioso administrativo, porque se trata de leer expedientes, denuncias, escritos en definitiva; y ahí no caben ayudas técnicas ni ajustes razonables. Pero por qué no puede ser juez de instrucción. Podría llegar a ser juez estrella, su nombre abriría telediarios y tertulias televisivas, sus apariciones en los levantamientos de cadáveres serian festejadas por la policía científica, que no podría empezar su trabajo hasta que el juez hubiera tocado el lugar de los hechos y el perro olisqueado todo, porque con el bastón tendrían que ir apartándole la porcelana al juez.

Desde luego el ejercicio del derecho seguro que no está vetado a los ciegos, porque abogados ciegos los hay, y buenos. Recuerdo en este momento a uno, que llegó a ser Presidente de la televisión de las “Mamachicho”, se llama Miguel Duran y se le puede ver en algunas tertulias de televisión y no hace tanto, visitando a la estrella del momento: Barcenas; o acompañando a imputados en el caso Gürtel. Jueces ciegos también los hay, pero de momento no en el “país líder líder mundial en políticas de apoyo e integración a los discapacitados”.

En fin, no entiendo nada. No sé porque un licenciado en derecho se pregunta si un ciego puede ser juez; no entiendo que formulada la pregunta al estamento judicial le hagan emprender un vía crucis ventaneril por todo el justicierio, llegando al Ministerio, sin que nadie se pronuncie en 24 horas.

Tal como yo lo veo, partiendo del hecho científico de que la justicia es ciega, no soy partidario de que se exija como requisito esa condición para ser juez, podría llegar a plantearme el que fuera mérito, pero lo que nunca aceptaré es que la ceguera sea causa de exclusión de la carrera judicial.

Pero, en fin, a mi no se me puede hacer mucho caso porque soy subnormal titulado y si el otro día no entendía porque el rey puede cumplir las funciones propias del puesto estando sentado, ahora me he hecho un lio porque pensaba que lo único que necesitaba un rey era cabeza, para llevar la corona, pero me he enterado de que la corona física no existe. Nuestra Corona no tiene corona, nuestro himno no tiene letra. España y yo somos así, los jueces no son ciegos y los ciegos no quieren ser jueces. O por lo menos alguno lo duda y pide permiso.

Valencia, 06 de octubre de 2013