Martín, otra historia de abusos

María del Mar Ramírez con su hijo Martín [Clic para ampliar la imagen]

Ojalá estuviéramos leyendo una obra de ficción como aquella que comenzaba: “En un lugar de La Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme…”. Efectivamente, se trata de la obra cumbre de D. Miguel de Cervantes,”El Ingenioso Hidalgo D. Quijote de La Mancha”. Y por supuesto nos encontramos en esa tierra ante un hecho que hay que calificar de quijotesco porque en un pueblo llamado Pedro Muñoz, en la provincia de Ciudad Real ha sido donde han acaecido los siguientes e indecentes hechos. La historia se puede resumir en pocas palabras: Martín creía que no tenía amigos, y cometió el error de buscarlos en el sitio equivocado. Las malas personas se hallan con facilidad en pueblos como éste, de menos de 10.000 habitantes, aquí suponen un mayor peligro que en ciudades de 100.000, en las que encuentran escondrijo con mayor facilidad.

Pero lo sucedido tiene dos caras. La parte buena es que actos de violencia contra el más débil, como este, se denuncian cada vez con más frecuencia y que a su vez empiezan a tener una repercusión, si bien moderada, en los medios. Bastaron un artículo en el diario El mundo y unos minutos dedicados al asunto en un programa de Onda Cero para que el tema tuviera mayor presencia en la sociedad española. A los pocos días se había abierto incluso un grupo en una conocida red social, que se denominaba “yo también soy Martín”.

Por otro lado, lo malo es la propia existencia de hechos como éste. También es negativa la lentitud demostrada por la justicia y que precisamente sea en el ámbito rural donde acontecen con mayor frecuencia este tipo de sucesos, por lo que el pueblo se empieza a convertir para las personas con diversidad funcional, más que en un refugio, en una prisión.

Lo peor de todo es la escasa reacción de los poderes públicos. Hay que lamentar que las autoridades, tanto locales, autonómicas y nacionales apenas reaccionaran.

Positivo es el hecho de que la población, no solamente del pueblo, sino de toda la nación haya mostrado su cariño hacia el joven. Se aprecia un comienzo de sensibilización de la ciudadanía hacia este colectivo discriminado. Hay que destacar el intento frustrado de suicidio por parte de Martín que se intentó quemar con gasolina, pero ahí estaba su madre María del Mar para impedir que se consumara el hecho que hubiera resultado fatal.
Las secuelas físicas vuelan levemente comparadas con las secuelas psicológicas que en ese caso resultan más profundas, dañinas y duraderas. El vivir en el ámbito rural empieza a ser una amenaza continua para una persona de estas características, máxime cuando la orden de alejamiento esperada se olvida de los agresores. Estos días Martín y su familia han tenido prácticamente que huir a un lugar de Alicante a pasar tranquilos las vacaciones de Navidad, en lugar de que una orden de alejamiento fuera dictada contra los agresores.

La rotura y avería de la motocicleta que poseía la persona de la que hablamos no es ninguna broma, tampoco significa una inocentada agredir físicamente al muchacho y menos aún lo es bajarle los pantalones y colgar su imagen desnudo en otra red social supuestamente dirigida a jóvenes y niños. Todo ello ha llevado a que tras regresar al pueblo, con nueva paliza incluida, los padres de la criatura estén realmente desesperados, hasta el punto de que pidan ayuda de donde proceda.

Todo ello demuestra la necesidad de que exista un seguimiento tanto por parte de las administraciones responsables como de los medios de comunicación que tienen que ser más conscientes cada día de la importancia que tienen dentro de la sociedad en la que vivimos.

Escuchar el acoso sufrido por Martín
María del Mar, madre de Martín, madre del joven de 20 años de Pedro Muñoz (Ciudad Real), cuenta a Onda Cero el terrible acoso que ha sufrido su hijo a manos de sus supuestos amigos.

AUTOR: César Giménez. FOTO: Lanzadigital

2 comentarios en “Martín, otra historia de abusos

  1. Me llamo Rosa Martínez Ávila tengo 44 años, el único pero, es que tengo una enfermedad crónica, con un 47% de discapacidad psíquica (por depresión), que me limita en algunos momentos, pero me considero una persona normal. Estudié el curso 2009-2010, 1º de animación sociocultural en el instituto julio Verne de Leganés- Madrid, donde también se imparte el módulo superior de integración social. Quizás con un poco más de dificultad y esfuerzo que el resto de mis compañeros, pero informo, como dato estadístico que en todo el curso no he tenido ninguna falta de asistencia y que mis notas durante todo el curso eran de 6 a 10.

    En el viaje de prácticas a Marruecos organizado por la ONG-MPDL, asistí como el resto de mis compañeros, previamente entregué un informe médico al tutor, sobre mi enfermedad, medicación que tomaba y le expliqué las acciones o medidas que debía tomar si sufría una recaída.

    Debido a que esas consideraciones no se tuvieron en cuenta, y que el profesor me estuvo maltratando psicológicamente durante transcurso de la actividad, el último día de trabajo, tuve una recaída. Estas medidas no eran nada difíciles de atender, ya que yo sólo requería algún periodo de descanso, que no se me concedió ya que las jornadas de trabajo diario empezaban a las 7 de la mañana y salvo los momentos puntuales para las comidas, se alargaban hasta las 11 de la noche, entre evaluaciones y la preparación de la jornada siguiente.

    Yo aguanté este ritmo de trabajo hasta la última jornada, en la que por agotamiento, otras circunstancias , y una diarrea que me hizo, seguramente, no asimilar adecuadamente la medicación que tomo diariamente. Dejando aparte, negligencias que se cometieron referentes a mi atención, que más bien fue omisión del deber de socorro, pues el señor Luis me dejo en un banco de un parque tumbada, llorando , enferma y completamente sola, la situación terminó en que se me llevara al médico 10 horas después de mi empeoramiento.

    El viaje terminó y reanudamos las clases con normalidad, pasados 28 días, cuando ya tenía pagado el viaje para asistir a una actividad extraescolar en Cáceres, me llama el director del centro y me insta que no valla al viaje a Cáceres, yo me niego siguiendo las indicaciones de mi médico, que contrariamente me aconseja por el bien de mi salud, me conviene ir. Se me presiona por todos los frentes para que no vaya, y me consta que la presión es debida a que el tutor responsable de la actividad anterior y la de la de Cáceres, no quiere que yo vaya, como represalia de mis quejas por el trato vejatorio y degradante que tiene con nosotros. viendo que por propia voluntad, no pueden persuadirme para que no asista, se me entrega por parte de la dirección, un parte de falta muy grave, por no asistir a ninguna actividad programada en Marruecos, alegando también desobediencia, desconsideración, falta de respeto, actitud desafiante y agresiva hacía mis profesores, cosa que puedo jurar que es absolutamente falso. Por la que se me sanciona, con no poder asistir a ninguna actividad extraescolar en los próximos tres meses.

    Dejando aparte que esta sanción, a mi parecer es absolutamente injusta absurda y falsa, pues os recuerdo, que no asistí a la última actividad por tener que ir al hospital, pero al resto si asistí y jamás le falté el respeto a nadie.

    La sanción legalmente según la ley de educación se me tenía que haber entregado 3 días después de los hechos ocurridos y se me entregó, 28 días después. Según también la ley tengo 2 días para reclamar la sanción, pero se me entregó el día de antes del viaje a Cáceres, con lo cual aunque reclamara, ya no podría ir.
    pero aquí no acaba el trato vejatorio, porque al día siguiente de entregarme el parte, el profesor Luis, que es irónicamente profesor de habilidades sociales y de animación y dinámica de grupos, organizó en su clase una fiesta, con desayuno incluido en la que todos tenían que disfrazarse de gente de bien, y a mí se me dejó para disfrazarme una peluca andrajosa y unos harapos, y con ellos me senté en la mesa dispuesta a tal efecto, yo me pasé naturalmente toda la fiesta llorando desconsoladamente, pero creo que para eso era todo aquel espectáculo, para hundirme más .

    Esperad que aún queda más, pues más tarde cuando empezaron a llegar las notificaciones de mis acciones legales, el señor Luis estaba preocupado y en una de sus clases algunos alumnos y algunos profesores le organizaron otra fiesta para animarle en la que todos tenían que ir de blanco puro, y yo me quedé en la puerta de la clase, pero ese día me vestí toda de negro y me escribí en la camiseta que llevaba, (la oveja negra, no discriminación).

    Yo no entiendo nada de todo esto, no entiendo el porqué, yo soy una persona, como cualquier otra, algunos dicen que soy buena persona, simpática, agradable, luchadora, buena compañera, respetuosa con todos y generosa, seguro que tengo otra gran lista de defectos, pero una enfermedad, no es un defecto, no se puede elegir y en muchos casos no se puede curar, yo llevo 14 años, luchando contra mi enfermedad. Por favor seamos coherentes luchemos de verdad por la integración.

    1. Hola Rosa.
      No creo que te sirva de consuelo pero, desde la distancia, es sencillo afirmar que actuaste correctamente al emprender acciones legales.

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