Minusválidos

Publicado en Levante el  septiembre de 2001 en el apartado opinion.

Me llama mi amigo Paco alarmado, “¿Has leído a Millás en el Levante del domingo?, ese tío es un sirvengüenza” . Le respondí que sí, que lo había leído pero que no entendía porque decía eso de él. Me explicó Paco, que le parecía fatal que un periodista hiciera gala públicamente de una falta total civismo, al aparcar en una plaza reservada a minusválidos, en un centro comercial, haciéndose pasar por “inválido” .

Después me comentó que lo del coche de policía aparcado en una plaza de minusválidos no significaba que ahora admitieran a minusválidos en la policía municipal. “Bien ganado tienes el certificado de subnormal que conservas como una joya, por pensar eso” , me dijo. También me dijo que, en la avenida de los Naranjos, había dos plazas de aparcamiento reservadas a minusválidos, que desde hace mas de dos años se encuentran ocupadas por contenedores de basura, y que eso no significaba que en la empresa de recogida de basuras trabajaran minusválidos. Yo le notaba enfadado, porque después me dijo: “y si no te lo crees, ve a la puerta del edificio de las Facultades de Derecho y Ciencias Sociales y verás las plazas de aparcamiento reservadas y los contenedores en el mismo espacio” .

Me costó, pero creo que al final le convencí de que lo del artículo de Juan José Millás no podía se real, indudablemente el periodista había fabulizado para denunciar una realidad social que intenta desterrar. De otra manera no se explicaba que dijera que el guardia de seguridad le había llamado la atención y pedido la tarjeta de aparcamiento. El sabe perfectamente que las plazas de aparcamiento reservadas son respetadas por la inmensa mayoría de los ciudadanos, hasta que llega el que se aprovecha de todos los que respetan la plaza y aparca como si se la estuvieran guardando a él. Estamos en el país de los pícaros, y hacerse pasar por minusválido para hacerse un viaje a Australia y de paso traerse una medalla de oro, o siendo alcalde Oliva comprarse un coche a nombre de un minusválido para evadir impuestos, mueve a risa y provoca simpatias, como cuando Láraro le roba al ciego por que no ve. Eso mueve a risa, siempre que uno no sea el ciego.

Valencia, 29 de agosto de 2001