Bienestar Social admite que ha de «revisar el expediente» y anuncia que probablemente lo rectificará
M. VÁZQUEZ QUART DE POBLET Angustias Cobo tiene 67 años y, desde los 23, vive sin piernas. Las perdió tras sufrir un aborto que se complicó, la mantuvo varios días en la UCI y le provocó una infección tan intensa como para que se le gangrenasen ambas extremidades y tuvieran que amputárselas. En 2001 se le reconoció «un grado de minusvalía del 75%» y, al entrar en vigor la Ley de Dependencia, la Conselleria de Bienestar Social estableció que tenía una dependencia de «grado 3 y nivel 1», es decir, de las consideradas «severas». Por ello cobra desde entonces 416 euros al mes.
En la última revisión las circunstancias de Angustias no habían variado ni un ápice -«no, siguen sin crecerme las piernas», bromea ella- y, sin embargo, el Consell determinó hace apenas unos días que su situación había mejorado notablemente, tanto como para modificar a la baja su dependencia hasta dejarla en una de «grado 1 y nivel 1», de carácter «moderado» y por la que no se abona ningún tipo de ayuda económica.
«No tienen vergüenza -protesta la mujer-. Dicen que estoy mejor para quitarme la pensión, cuando, en su momento, me la dieron por no tener piernas y, desde luego, puedo asegurar a quien sea que no me han salido unas nuevas». De hecho, lejos de mejorar, Angustias ha empeorado «por la edad» y por «otros achaques» como la osteoporosis, que le ha llevado a perder gran parte de la movilidad del brazo izquierdo, del que incluso ha tenido que ser intervenida quirúrgicamente.
«Cada vez me cuesta más moverme», detalla. «De unos tres años a esta parte, lo he notado una barbaridad. Con este brazo (el que tiene prácticamente paralizado) apenas puedo hacer nada. Ya no tengo casi fuerza y necesito ayuda constante para moverme».
Se traslada en un pequeño taburete con ruedas con el que se desplaza de una habitación a otra de su casa, sita en el Barrio de San Jerónimo, en Quart de Poblet. Salir a la calle, sin embargo, es misión imposible si no está su marido, Eladio. «Hay tres escalones en el portal que no puedo salvar si no me bajan en el carro», explica.
Publicado en levante.emv,com(mar. 2012)
El conseller Cabré desautoriza a sus técnicos y ordena revisar el caso de la mujer amputada
El responsable de Bienestar Social no halla «explicación lógica» a que se le rebaje la dependencia a Angustias y exige que «se le aclare personalmente»
El conseller de Bienestar Social, Jorge Cabré, se enfadó ayer mucho. Sabía algo del caso de Angustias Cobo, la mujer sin piernas de Quart de Poblet a la que rebajaron el grado de dependencia hasta dejarla sin asignación económica, por su jefe de prensa y a preguntas de Levante-EMV. Sin embargo, ayer, después de leer la información de este diario, montó en cólera y dio «instrucciones expresas» en la conselleria para que se iniciase la revisión del expediente de Angustias, tal como señalaron fuentes de Bienestar Social. Cabré «está bastante molesto -detallaron- porque no entiende el motivo de la nueva valoración» realizada a la mujer, un informe en el que los técnicos redujeron su dependencia de grado 3 y nivel 1, considerado como «severo», a otro de grado 1 y nivel 1, estipulado como «moderado» y que la deja sin los 416 euros de ayuda económica que hasta ahora percibía. De hecho, a juicio de Angustias, ése era, precisamente, el objetivo del Consell: acabar con su pensión. «Me han tratado como si hubiese mejorado y, desde luego, ni me han salido unas piernas nuevas ni me han crecido estas», ironizaba al exponer su caso a este periódico.
Y, para su sorpresa, ha encontrado un aliado en el mismísimo conseller Jorge Cabré, que, como ella, ayer tampoco encontraba sentido a la reducción de su grado de dependencia. «Bienestar Social -trasladó el máximo responsable del área a través de su gabinete de prensa- es la primera interesada en conocer las razones de esta decisión para poder corregir cualquier deficiencia y depurar responsabilidades si las hubiera». Pero, de momento, a entender del conseller «no hay una explicación lógica» para rebajar el grado de dependencia a una mujer con ambas piernas amputadas y a la que se valoró precisamente por esa circunstancia. «Su situación no ha podido mejorar -incidieron desde Bienestar Social-, por eso no se entiende que se revise su grado de dependencia, ya que la minusvalía que padece es permanente».
Jorge Cabré exigió ayer a los técnicos «que le aclaren los motivos de esa nueva resolución» porque considera «que, en principio, no hay una explicación lógica» para rebajar la minusvalía a una persona de 67 años que, desde los 23, tiene amputadas ambas piernas y que encima, ahora, sufre la pérdida de buena parte de la movilidad de su brazo izquierdo como consecuencia de la edad.
«Estoy satisfecha y agradecida»
Angustias Cobo, por su parte, está «satisfecha y agradecida» por la respuesta de la Conselleria de Bienestar Social, una contestación que ayer no se hizo esperar puesto que, a primera hora, ya estaba reclamando toda la documentación del expediente de la mujer a los Servicios Sociales de Quart. «La asistenta social nos ha llamado por teléfono para avisarnos de que iban a revisar el caso y para decirnos que tenía que mandar toda la documentación de Angustias», explicaba su esposo, Eladio. Y ésa fue sólo la primera de un sinfín de llamadas y visitas, puesto que la historia de la mujer saltó a otros medios de comunicación hasta el punto de llenarle la casa de cámaras, «como si fuéramos famosos», bromeaba extrañada. m. vázquez quart de poblet
AUTOR: M. VÁZQUEZ QUART DE POBLET.
Publicado en levante.emv,com(mar. 2012)