Publicado en Levante el 06 de septiembre de 2003 en el apartado opinion.
Recuerdo con incredulidad el debate en las Cortes Valenciana que, el diputado Pedro Zamora y la diputada Pérez Barber, mantuvieron en el lejano 1998 durante el pleno parlamentario para la aprobación de la Ley de eliminación de Barreras Arquitectónicas. La discusión sobre si debían incluirse las playas, de manera expresa, como espacios públicos, en un artículo de la Ley, nos parecía a los minusválidos presentes en la cámara una discusión bastante baladí, en el sentido de que era una cuestión secundaria. Zamora, quizá por aquello de diferenciarnos de Madrid, quería que constasen las playas con el mismo rango que los jardines, para asegurar su accesibilidad. La diputada que le daba la réplica, Pérez Barber, le contestó que, aunque no constaran de manera expresa en el artículo de marras, se iban a adecuar para que todas las personas con discapacidad pudiéramos acceder a ellas de forma normal.
Pues bien, más de cinco años después de aprobarse la Ley, resulta que prácticamente lo único que se ha cumplido ha sido esto. No sé porqué inescrutable razón, las autoridades han puesto tanto interés y medios para que vayamos a la playa. No se ha procedido a desarrollar reglamentariamente aspectos técnicos de la ley en materia de eliminación de barreras urbanísticas en edificios, del transporte y de la comunicación. Aún estamos pendientes de conocer el plan de eliminación de barreras de cada una de las consellerias de la Generalitat. El año 2000 se aprobó por primera vez, en la Ley de Presupuestos de la Generalitat, una enmienda para que se creara una partida, de tres millones de pesetas, para la eliminación de barreras arquitectónicas en edificios administrativos de la Generalitat, y las malas lenguas dicen que no se gastaron. Quizá por que no se ha encontrado dónde, pero para facilitar la tarea baste a modo de ejemplo, que la sede de la Conselleria de Cultura resulta totalmente inaccesible en sus plantas superiores y son colección los escritos, dirigidos a todos los Consellers, que han sido de Cultura, pidiendo que se adapte la sede.
Hay denuncias de compañeros que llevan meses pegando vueltas para ver que se sancionen y resuelvan sus denuncias sin que ningún departamento de la Generalitat lo haya resuelto, debido a que el régimen sancionador previsto en la Ley no se ha desarrollado. La Sindicatura de Agravios no pasa al Ministerio Fiscal las denuncias que recibe, mostrando una comprensión para con Ayuntamientos e instituciones que incumplen la Ley, que para con los afectados que las padecen quisiéramos. No obstante ha tramitado una queja de oficio y el informe que como consecuencia ha elaborado es demoledor para la administración, pese a que en las formas es correctísimo.
Total que se pusieron 560 millones para adaptar 80 playas de la Comunidad, o lo que es lo mismo 7 millones por punto de baño. Ahora resulta que los minusválidos de los pueblos del interior se quejan alegando que con lo que cuesta un punto de baño en la playa se pueden adaptar, con silla hidráulica y adaptando vestuarios, 7 piscinas municipales de pueblos de interior como poco.
Un colega cojo, de un pueblo de secano, me decía que el año pasado le habían dado ayuda a su ayuntamiento para eliminación de barreras arquitectónicas y que se lo habían gastado poniendo ascensor en el ayuntamiento para que el alcalde y los que trabajan en el edificio no tengan que subir los papeles por la escalera. Yo le contesté que ya tenía un sitio en el pueblo a donde ir, al ayuntamiento a decirle al Alcalde los sitios del pueblo que faltaban por adaptar, pero él me contestó que si después de cruzar el pueblo, en el que apenas hay rampas en las aceras, el alcalde tardaba en recibirlo, se tendría que volver a casa porque no había servicio adaptado en el Ayuntamiento y su autonomía fisiológica tenía un límite horario.
En fin, que mi amigo quería que escribiera sobre el asunto de las playas porque no le parecía justo que, no pudiendo ir a las playas porque no están adaptados los transportes, y saliendo por la tele tanta inauguración de playa accesible, donde acudía tanta personalidad, no pudiera él verlos en su pueblo. Eso sí, me pidió que no escribiera ni su nombre ni el del pueblo porque enseguida sabrían quien era y «como ya me tienen fichado…».
Otro amigo, este del Cabanyal, me dijo el otro día en el autobús, que pese a vivir tan cerca de la playa no podía ir porque en su barrio las rampas en los pasos de peatones brillan por su ausencia y además la mayoría de los pasos de peatones que hay en el paseo marítimo resulta que tienen bordillos en la parte de obra que realizó el Ministerio, no así en la parte urbanizada por el Ayuntamiento.
En estos días se ha anunciado el Plan de Turismo Accesible, se van a dar ayudas para hacer mas fácil la visita de personas discapacitadas a nuestra comunidad. Lo que no acierto a comprender es que personas discapacitadas van a poder venir de turismo si tienen las mismas prestaciones sociales que tenemos los nativos de la Comunidad, porque sin trabajo y prestaciones para quien tiene más de un 65% de minusvalía de 268,77 euros, condicionada a que los minusválidos congénitos no se casen, porque si se casan, aunque sea entre ellos, las prestaciones sociales desaparecen, solo los minusválidos con Nóbel en economía van a visitarnos.
En resumen: los discursos y la propaganda son impecables, la realidad incontestable.
Valencia, 06 de septiembre de 2003
Acerca del Autor Vicente Valero
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