Ya se están pasando con la segregación escolar

¡Uno no gana para sustos! Y es que hace ya unas semanas me enteré de lo que a una niña con necesidades educativas de apoyo le había sucedido. Le estaban, le están y le estarán haciendo la vida imposible durante un tiempecito. Y todo porque la chiquilla tiene esas necesidades de apoyo pero nuestro estado del bienestar maravilloso se la quiere quitar de encima y hacernos creer que es por su bien y que el mundo es color de rosa. Digamos claramente que tener unas necesidades y que te maltraten por ello es como cuando yo era niño, me caía y me hacía una herida en la rodilla, y detrás llegaba mi madre y tras darme una colleja me decía que si estaba tonto o qué me pasaba.

Los hechos no empiezan cuando sus 24 compañeros de aula ordinaria se pusieron de huelga durante tres días, antes de semana santa y con el pleno apoyo de sus padres. El pretexto era que la niña, a la que tildaban en la prensa de poco menos que un monstruo, les agredía constantemente y los tenía atemorizados. Cuando saltó la noticia no se dijo que se trataba de una menor con diez años ni que hace años que sus progenitores llevan pidiendo a la Delegación de Educación en Málaga los apoyos a los que tiene derecho para estar incluida en el aula. Es evidente que la Delegación de la Junta de Andalucía no lo ha hecho correctamente. Es evidente para mí que los padres de los niños estándar tampoco han estado muy finos que digamos. Podría cargar las tintas contra el profesorado, la dirección del colegio, el equipo de orientación del mismo, pero no lo haré por dos razones. La primera es que no tengo conocimiento de causa mayor que el de un merodeador que pasa leyendo el periódico. La segunda es que, por un lado, se trata de un asunto que toca a niños con la cautela que hay que tener y por otro, el tema ya ha sido llevado a la fiscalía. Dicha “huelga” fue sólo la gota que colmó el vaso de la paciencia de esta familia. Un vaso que se ha ido llenando a base de numerosas dejaciones de funciones y donde cada uno ha hecho lo que le ha venido en gana.

El hecho de que los niños imitan lo que ven en el colegio y en casa se viene diciendo desde hace tiempo, y no es de recibo que en el colegio y en la casa se perpetúen clichés y estereotipos superados por no tanta gente como debería. Un ejemplo de colectivos estigmatizados puede ser el de las personas inmigrantes. España entera se habría volcado en apoyo de un niño procedente de Etiopía si le hubiera ocurrido algo parecido. Si unos niños hubieran sido alentados a permanecer en su domicilio porque tenían una compañera lesbiana, los padres de tales niños ya se habrían quedado calvos. No quiero ni pensar lo que hubiera acontecido si la niña abandonada por sus compañeros fuera niña hace 50 años.

Ahora mismo son impredecibles las consecuencias que este suceso tendrá para la niña, su familia y allegados, el colegio, los padres de los 24 «huelguistas» y la autoridad educativa. Alguien tendrá que pagar el pato. De cualquier modo la niña afectada y sus padres deben saber que, desde mi sillón, me sumo a la campaña en redes sociales #estamosconvosotros porque creo que se ha cometido un hecho o unos hechos, no aislado por cierto, que no debe o deben quedar sin castigo.

Está claro que las personas responsables (más bien irresponsables) de este desaguisado tienen que asumir el daño que han ocasionado. El juez dirá lo que conviene. Como parte afectada indirectamente sólo puedo indicar que las leyes educativas no son suficientes. Además de hacer las mejoras pertinentes, es menester empezar a derribar tabús, tradiciones y costumbres tan ancestrales como obsoletas y profundamente arraigadas en nuestra sociedad.

Última hora: hoy sale en la prensa local que unos padres han llevado a la fiscalía al colegio público Sohail de Fuengirola por causas relacionadas con el asunto de la falta de seguridad y la ratio maestro-alumno de las aulas específicas de los colegios. No acaba uno de acostumbrarse a las situaciones de discriminación en las que vivimos.

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