Lo suyo es que una manada de buitres carroñeros se zampe al mensajero. Resulta increíble el modo en que no queremos ver la evidencia. O por mejor decir, no queremos admitirla ni reconocerla, porque las imágenes están ahí a menos que ahora venga alguien a censurarlas y a hacerlas desaparecer del mapa, lo cual no sería muy de extrañar. O puede que ese alguien venga y nos convenza de que lo que estamos viendo es un burro volando.
Pondré un ejemplo de cómo nos vendamos los ojos para no admitir la realidad: imagínense que hay una mujer que sale una noche con la falda muy corta. Esa mujer al rato es violada por un hombre. Antes del juicio ya la han valorado: la culpa de la violación claramente era de ella por llevar la falda tan corta, la ropa tan provocativa
. Sin duda se lo iba buscando y lo encontró
.
Es bastante común, puede que sea el deporte nacional, culpar al mensajero, vilipendiar a la víctima. Sin embargo, la cuestión no radica en si el señor Jesús Sánchez (el mensajero) es una perita en dulce, o si es modosito, o por el contrario es un canalla. Hasta ahora el argumento más sólido procedía de una mujer llamada Carmen que presumía de haber vivido o sobrevivido en esa o varias instituciones durante 21 años.
Tras esta declaración afirmaba que no es para tanto
. Y yo me pregunto el qué no es para tanto: el que una persona quede marcada por unas declaraciones ya me parece suficientemente malo. Pero creo que las imágenes hablan por sí solas y sin mucho temor a equivocarme puedo decir que sí es para tanto. O si no es para tanto lo que se demanda en la petición es simplemente que se aclaren los hechos de modo independiente.
Como decía, no importa en absoluto el carácter del mensajero. Es de todo punto irritante que se confunda “docilidad” con “rebeldía”, o “sumisión” con “ansia de libertad”. Es sumamente sencillo tachar a alguien de insumiso o poco adaptable cuando se sale de la norma. El estigma provocado rebasa los muros del centro residencial. Es discutible si se quiere con argumentos. A mí no me vale escuchar que el que grabó unas imágenes comprometedoras sea un canalla más grande o más pequeño puesto que no está en tela de juicio su carácter. Aunque el mismo demonio saque a la luz estas escenas, corresponde asumirlas, sin mirar hacia otra parte como si nada grave hubiera ocurrido.
Finalmente tengo que dedicarle unas palabras de cariño a la mujer que deambula desde hace 21 años en centros en los que las vejaciones y demás humillaciones no son para tanto. En puridad no se puede asegurar si esta señora está institucionalizada, si ha sido testigo de otros hechos que no son para tanto ni se puede asegurar más sin conocimientos previos de los que no dispongo. Pero, ¿21 años en esas condiciones?
El Señor Agapito Pazos, persona en desventaja por su funcionamiento pasó toda su vida (casi) en un hospital sin estar enfermo. Que yo sepa, fueron más de 70 años los que se paseó por allí pero un día, un celador le llevó a ver el mar. Hablo de memoria pero creo que era asesino etarra que más tiempo ha sido encerrado en prisión han sido 24 años. Entiendo o puedo llegar a entender la necesidad de la existencia de residencias en determinadas circunstancias, no obstante vuelvo a preguntar ¿21 años?
Por favor si el lector es tan amable lea la petición que ha hecho el Foro de Vida Independiente para que se realice una investigación independiente sobre lo ocurrido tras las paredes del Centro de Leganés.
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