Esos indeseables que querían ejercer sus derechos

Ya han pasado los comicios municipales y autonómicos. Casi todos en los partidos dicen que han ganado, unos por esto, unos por lo otro y unos por lo de más allá. En la mayor parte del territorio español se terminaron las mayorías absolutas y ahora es tiempo de pactar. Hay que hablar entre partidos y mucho. Conclusión: con las mayorías absolutas no era necesario hablar con el adversario, no se le tenía en cuenta.

Quizá lo mejor ha sido que las elecciones se han realizado “sin apenas incidentes relevantes ni dignos de mención”. Parece que el que haya cientos de miles de personas que vean privado su derecho al voto por la inaccesibilidad de su colegio electoral es un incidente irrelevante y nada digno de mención. Igual tenemos tan interiorizado que la falta de accesibilidad es normal que hechos que se vienen repitiendo desde decenios se nos antojan poco importantes.

Se han escrito informes al respecto, se han hecho leyes para paliar ese déficit, se hacen recomendaciones, decálogos, sugerencias, pero nada de esto se tiene en cuenta a la hora de la verdad. Si es grave que los colegios electorales sean inaccesibles, más grave aún es que estos colegios y edificios públicos en general siguen siendo igualmente inaccesibles todo el año; no solo el día de las sonrisas a los conciudadanos que intentamos ejercer nuestro derecho.

El que vayamos con la ley por delante es inútil por cuanto todos sabemos que quien hace la ley hace la trampa. Además, la persona que está en la mesa electoral correspondiente no tiene culpa de que existan técnicos, políticos, administradores, etc. que no cumplan con su deber. Después de todo, si cumples y haces que se cumpla la ley electoral te tachan de amargado de la vida o de saber muchas leyes. ¿Debemos concluir por tanto que las normas y leyes que nos hemos dado a nosotros mismos no sirven para nada y no es necesario ni recomendable cumplirlas ni quejarse de que no se cumplan? ¿Acaso los compromisos contraídos se hacen y deshacen a voluntad y según nos convenga?

Que vivimos en un llamado “estado del bienestar” vengo repitiendo que es de chiste barato. A estas alturas nadie duda que esa afirmación sea falsa. Año tras año, mes a mes, día a día, poco a poco, me vengo dando cuenta de que tampoco vivimos, ni es nuestra intención vivir en un “estado de derecho” en cuya normativa eso tan antiguo de la libertad, igualdad y fraternidad. A día de hoy esas palabras suenan viejas, anticuadas y huecas.

Quizá la nueva forma de hacer política pase por la inclusión de todos en la sociedad. Pero yo me temo que en las siguientes elecciones, y en las próximas, y durante muchos años más, la falta de accesibilidad a los locales electorales, y nuestra exclusión social en general, sea poco o nada digna de mención. Así habrá que continuar escuchando a los irresponsables del Ministerio de Interior que “no habido nada reseñable a la hora de ejercer el derecho al voto por los españoles que así lo han deseado”.

Lo cierto es que hoy todos han ganado los comicios excepto los que no han podido ejercer su derecho aun queriendo elegir a sus representantes. Pero estas personas son irrelevantes y no merecen que su problemática se resuelva de una vez por todas. Hasta ese día no podemos hablar de que en España existe un verdadero sufragio universal.