Dinámica, divertida, generosa, humana, solidaria, y, ante todo, madre, la directora y actriz Mabel Lozano empezó el año pasado a plantar las semillas de «La teoría del espiralismo«, documental que, un año después, ha dado sus frutos. El objetivo, abrir los ojos de la sociedad ante el verdadero significado de esfuerzo y valor materializado en las cinco atletas paralímpicas Teresa Perales, Eva Ngui, Raquel Encinas, Sara Carracelas y Cristina Campos, quienes se han ganado la medalla por llegar a la meta más dura: la vida.
A lo largo de estas últimas semanas ha presentado el documental dirigido y escrito por usted «La teoría del espiralismo», sobre las deportistas paralímpicas y las dificultades a las que han de enfrentarse. ¿Qué le animó a emprender este proyecto?
Emprendí este proyecto, primero porque me encanta contar historias. Con anterioridad conté la historia de «Voces contra la trata de mujeres», que fue el primer documental que escribí y dirigí.
El documental se estrenará oficialmente el día 11 de marzo a las 21:30 en el cine Kinépolis, en Madrid. Lo que hice fue adelantar una copia al Comité Paralímpico para que fuera presentado en varios institutos.
¿Qué impresiones le ha producido la vida de estas chicas? ¿Qué es lo que más le ha marcado o sorprendido de estas jóvenes atletas?
Ellas, ellas. Nada es gratuito, si uno llega a donde está Perales, Ngui, Carracelas, Campos, Acinas, es porque realmente estás hecho de una madera muy especial. También la normalidad con la que llevan sus vidas. Esa normalidad les hace ser muy excepcionales. Lo que más me impresiona son ellas como chicas, como mujeres, como seres humanos, por encima de todo lo demás.
No siempre es fácil llevar al terreno de la práctica la “teoría del espiralismo”. Hace falta mucha fuerza. Parece paradójico que las personas que precisamente tienen más dificultades en la vida sean las más positivas. ¿La rutina, las prisas o el egoísmo nos llevan a desvalorizar los detalles y a descuidar a quienes realmente necesitan más ayuda?
Bueno, nos lleva a no valorar las cosas fundamentales de la vida, que no son ni pequeñas ni grandes, sino los valores más importantes de la vida. Las pequeñas cosas de la cotidianidad, tu familia, tus amigas. Efectivamente, vivimos en una sociedad donde no tenemos sensibilidad, estamos deshumanizados, corremos demasiado.
Este vocablo (‘espiralidad’) puesto por Teresa Perales, lo he utilizado a pesar de que era un título muy extraño y todo el mundo me decía que parecía demasiado intelectual. Yo siempre he sido muy espiralista. Siempre he valorado a mis amigos, las caricias de mis hijos, poder disfrutar de la risa de Teresa Perales. Disfruto cada día, soy una tía muy ‘disfrutona’ y muy espiralista en el concepto de mi vida. En eso hemos coincidido, lo que pasa que nunca le había puesto nombre. Es lo más simple, es la simplicidad de: ‘métete en tu propia espiral. La felicidad no te la puede dar la gente, tiene que partir de ti hacia la gente’.
Yo he recibido mucha felicidad por parte de estas cinco mujeres. He recibido mucho cariño y han sido muy generosas conmigo. Me han abierto su vida, sus corazones. Pero no sólo su vida pública como deportistas, he entrado en sus corazones, en lo más profundo, en cómo piensan como seres humanos. Eso ha sido muy generoso, yo a lo mejor hubiera sentido más pudor.
En el documental refleja que, pese a que los juegos paralímpicos están consolidados, sigue habiendo una doble discriminación: género y discapacidad. ¿Las mujeres lo tenemos difícil en todos los campos y en este caso más?
Parte de que nuestros referentes a nivel deportivo son Fernando Alonso, Nadal, Guti, Ronaldo… siempre son hombres. ¿Qué referentes deportivos tenemos como mujeres? Muy pocos. Hay una referencia clara a que nuestros ídolos deportivos sean hombres. Si eso ya lo llevas al terreno paralímpico y a las mujeres, es triple salto mortal con pirueta.
Tenemos que acostumbrarnos es a no hacer distinciones entre un deporte y otro. El deporte es deporte con mayúsculas. Cuando veo nadar a Teresa Perales me olvido de que ha dejado una silla de ruedas en el borde de la piscina. Veo a una deportista de elite, con una espalda maravillosa, y cuando veo a Cristina Campos, veo jugar un partido de baloncesto con todos los miembros del equipo Fundosa y digo ¡con dos narices! Esta tía es buenísima. Hay que intentar que la consigna que viene desde nosotros, que es la que trato comunicar con el documental, es que el deporte hay que verlo como una cosa mucho más normal, y que al final hacen el mismo trabajo de esfuerzo. Hay que llevarlo a la normalización.
También es cuestión de educación, más que de género, se trata de educar a la gente. El deporte paralímpico, es deporte con mayúscula. Me parece que el Comité Paralímpico está haciendo un trabajo extraordinario con el plan ad hoc, que permite a muchos deportistas dedicarse a su pasión que es el deporte.
Está muy involucrada en la lucha por el respeto e igualdad de las mujeres, de hecho, es conocida su implicación directa y constante en la lucha contra la trata de mujeres, concretamente su colaboración con la asociación Esperanza y la Red española contra la Trata de Personas. ¿En qué momento se dice: ya basta, tengo que aportar mi granito de arena por esta causa?
Cuando la conoces y sabes que este delito existe. Pero yo llevo colaborando muchos años desde el silencio, sin necesariamente levantar mi voz y decir ‘soy Mabel Lozano y soy muy buena’. Lo hacía desde el silencio como ser humano, ante un delito terrible, ante una violación de los derechos humanos. Ese fue el punto de partida por el cual quise contar esa historia y ponerme detrás de la cámara. Y aquí estoy de nuevo, al ataque, contando también otra historia. Son de mujeres, ya lo sé, pero ante todo son de seres humanos.
Las historias que son bonitas, tiernas, que hablan de sentimientos y de cosas hermosas, al final son de todos. Efectivamente, son de mujeres, yo soy mujer y tengo una hija, y quiero que viva en un mundo donde el tema de la desigualdad no exista. Que la igualdad se dé por hecho, que sea así, que uno no tenga que pelearse.
Como mencionó antes, su trabajo por la defensa del valor de la solidaridad le llevó a introducirse en la dirección y realización de documentales, como ‘Voces contra la trata de mujeres’ o ‘La teoría del espiralismo’, ¿ésta es la mejor forma, de dar un toque a la sociedad?
Sin duda. El material audiovisual, hoy por hoy, es lo más rápido y lo más directo. Es la ventana más grande abierta a la sociedad. Es el vehículo y herramienta de sensibilización más rápida, directa y potente. Sobre todo, porque, si uno quiere informar y denunciar, lo hace educando, y los chavales están en Internet, en la televisión. Es ahí donde están. Definitivamente, es la mejor herramienta para sensibilizar e informar.
Ante la discriminación ¿falta implicación por parte de la sociedad, por parte de la administración, falta información…?
Falta educación, que es muy importante. Hay que educar en el respeto, en la normalización de todas esas cosas y que la gente sea solidaria y esté sensibilizada. Gracias a este documental he conocido a mucha gente que está en silla de ruedas y veo su discapacidad, pero la discapacidad de mucha gente no se ve, y la tienen. La gente es mezquina, miente, no es generosa, te montas en un ascensor y no saludan, no sonríen, entras en una panadería y nadie sonríe. Eso, en serio, es una discapacidad, pero no se ve.
Hay que educar. Vale mucho más una persona con discapacidad que una persona que es incapaz de querer, de generar generosidad y apoyo.
El documental sobre las deportistas paralímpicas se está presentando ante cientos de estudiantes. Siempre decimos que la juventud es el futuro, la solución a muchos de nuestros problemas sociales. ¿Se ha encontrado con una juventud solidaria, predispuesta?
Creo que este trabajo que está haciendo el Comité Paralímpico Español es extraordinario. Se trata, precisamente, de que, para que los jóvenes lleguen a esa solidaridad hay que darles líderes. Estas cinco mujeres son cinco líderes, que te hacen pensar en sus múltiples capacidades. Son cinco espejos maravillosos donde los chavales se pueden mirar. Son cinco mujeronas, pero no por sus medallas, sino por sus cualidades humanas.
¿Tiene otro proyecto de este tipo en mente? ¿Cuál va ser el siguiente paso o campaña de concienciación y sensibilización social?
Sí, sí, claro (risas). A partir del 12 de marzo. Es un proyecto que también habla de mujeres, de seres humanos, y que también se está realizando con mucha ternura, cariño, y mucha pasión. Yo pongo mucha pasión en todo lo que hago. ‘La teoría del espiralismo’ la hice hace un año. Los proyectos llevan un largo periodo de investigación, de escribir el guión, de rodar… en este caso, un año entero de mi vida hasta su estreno.
Ahora estas cinco mujeres son para toda mi vida. Son amigas. Son otras de las cosas maravillosas que también tengo, que me llevo. Es una de las formas en la que capitalizo ese documental: con cinco amigas maravillosas más un amor incondicional por el deporte.
No tengo pensado el título del nuevo proyecto, pero sí la historia. Después del estreno me tengo que poner a escribir. Pero no te voy a decir sobre qué va a ser (risas). ¡Es secreto! (risas).
¿Cómo ha sido su experiencia detrás de las cámaras?
Con mucho curro, mucha pasión y dedicándole muchas horas. Me paso el día corriendo -porque tengo dos niños preciosos- y buscando los huecos libres. Pero lo prioritario es que tengo dos hijos. Ahora estaba en el trabajo y lo he tenido que dejar para venir a casa a cuidar a mi ‘gordita’ que está con fiebre. Estoy a su lado haciéndole rosquillitas en la espalda mientras hablo contigo. Ésta es mi prioridad absoluta.
Gracias a mis niños y a mi familia me puedo permitir contar historias desde el espiralismo. También por mi edad, hace algunos años no me habría atrevido a dar este salto por los prejuicios, por los tópicos, porque no me habría sentido capaz. Ahora llega un momento en el que ya no tengo esos prejuicios, no me importan las etiquetas de ‘esta es actriz, modelo…’. Ahora no quiero etiquetas, quiero hacer y contar historias que me gusten, que me hagan aprender y crecer, y disfruto mucho con ello. Estoy muy feliz. ¡El documental ha quedado precioso (risas)!
Por otra parte, soy más hormiga que cigarra. Soy muy trabajadora y muy constante. Mis hijos me hacen tener un referente muy importante de los pies sobre la tierra. De no perderme en chorradas y saber que, al final, mi hija está enferma y tengo que estar aquí.
Es madre de mellizos, ¿el tener hijos enternece más el corazón, amplía más la visión del mundo y de lo que hay en él? ¿Cómo les explica el valor de la solidaridad, porque, sin caer en el pesimismo, se van a encontrar con un mundo lleno de obstáculos…?
A mí me enternece todo. Sigo siendo muy sensible y me gusta mucho dar y recibir ternura. La maternidad me ha llenado de cosas maravillas y de una gran responsabilidad.
Las dificultades se las va a poner el mundo. En su casa, lo que maman, lo que respiran, lo que comen, a eso no hace falta ponerle nombre. Ya ven el ejemplo en su casa. Si ves que tus padres son agradecidos, tienen unos determinados valores, lo normal es que ellos sean así. La vida ya se encargará de ponerles barreras, pero en principio lo que a tus hijos les das no lo llamas solidaridad.
Por ejemplo, «Voces» fue el primer documental que hice. Mi hija Roberta lo sabe, lo conoce. Nosotros hablamos, no lo vio porque es muy pequeña, pero le explicamos este tema. Al final se trata de un tema básico de educación, de cómo eduques a tus hijos. Tengo gemelos, y el chico, Jacobo, está educado en el respeto a su hermana, sabe que es mujer, que tiene menos fuerza, que no tiene que empujarla. Pero le planteamos las cosas como algo normal y natural.
N.Domínguez. 6/3/2009 FUENTE: Solidaridad Digital