Sobre la Asistencia Personal y algunos conceptos cojos

En referencia al artículo De quién dependen los políticos dependientes.

Asisto atónito, entre los calores del verano, al nacimiento de un nuevo término “asistencia funcional” en el artículo “De quien dependen los políticos dependientes” de Eldiario.es. Como persona con diversidad funcional que desarrolla su vida gracias a la asistencia personal me llama mucho la atención esta concatenación. Sé que los procesos de confluencia están de moda pero… ¿tanto?

Podría ser un desliz de la periodista que firma el artículo. Me ha pasado en mis carnes, me he presentado como persona con diversidad funcional a algún periodista y han escrito que era una persona con discapacidad funcional. A veces el peso de años de machaque con el lenguaje, sencillamente, no permite una comunicación eficaz. Pero, si este es el caso, vendría bien una petición de rectificación por parte de los políticos mencionados y la consiguiente rectificación por parte del periódico. Especialmente, la solicitud de rectificación debiera venir de Echenique al que se entrecomilla la asistencia funcional es algo muy personal. Bonito pareado en cualquier caso.

Si no, y resulta que existe la intención de generar un nuevo término, agradecería a alguien que me explicase el significado del mismo y, sobre todo, ¿cuál es la necesidad para ello? Por qué ocurre que, a diferencia de otras terminologías en el entorno de la diversidad funcional, podían existir discrepancias sobre el significado del término pero no sobre el vocablo en sí.

La asistencia personal es, hay que recordarlo siempre, un Derecho Humano recogido en el artículo 19 de la Convención de los Derechos de las Personas con Discapacidad (CDPD): Los estados parte proveerán tanta asistencia personal como sea necesaria para asegurar la plena inclusión y participación social de las personas con diversidad funcional y, en particular, no se vean obligadas a vivir con arreglo a un sistema de vida específico.

Por cierto, no sólo para que los políticos con diversidad funcional puedan ir a trabajar, que también. Si no para que todas las personas con diversidad funcional puedan elegir su estilo de vida.

Pero la asistencia personal es anterior a la CDPD, deriva de la filosofía del Movimiento de Vida Independiente que centró sus reivindicaciones en el empoderamiento de las personas con diversidad funcional, la desmedicalización, la desinstitucionalización, el poder tomar decisiones y la libertad de elegir la forma de vida. Entre un asistente personal y la persona para la que trabaja hay una relación laboral, asimétrica, en la que una persona dirige a otra u otras, sus asistentes personales. Volveré a esto más adelante pero es importante porque es la base del empoderamiento y el poder tomar decisiones.

Pero, vayamos al meollo del texto de ElDiario ¿quién financia esto? En realidad, la pregunta ya está contestada pero, no pasa nada, vuelvo a recodarlo: La asistencia personal es un Derecho Humano recogido en la CDPD. Los estados parte proveerán tanta asistencia personal como sea necesaria…

Así que no, no tiene que financiarlo el lugar donde trabajas, ni el partido político en el que milites o tengas un cargo y, si, quizás, en cuanto a Administración pública que es, el Ayuntamiento. Pero, claro, sería muy feo, que el Ayuntamiento financiase sólo a los cargos electos que pertenezcan a él y no a todas las vecinas que lo necesitasen. Especialmente, si esos cargos no van a pelear por la asistencia personal como Derecho que es porque no lo acaban de ver como tal.

Parto de la base de que la persona con diversidad funcional es la única que puede elegir a sus asistentes personales. Esto no es negociable. Pero, dicho esto, resulta bastante descorazonador el que políticos con diversidad funcional que participan en partidos de izquierdas (o si se prefiere, con una marcada línea social) insistan en que las personas que les asistan sean sus parejas (mujeres) Creo que los movimientos feministas que participan de esos mismos espacios tendrán algo que decir sobre lo que supone volver, una y otra vez, a depositar la carga de los trabajos de cuidados en la mujer de la pareja.

No insistiré en ese tema pero si intentaré explicar porque no es conveniente que tu pareja, un familiar (normalmente, la madre) o un amigo sean tu asistente personal. La asistencia personal es una herramienta para la emancipación de las personas con diversidad funcional que les permite tomar sus propias decisiones. Por esto es importante los roles diferenciados de persona que da las instrucciones y persona que las ejecuta. Y, por eso, es muy incompatible ejercer de madre o pareja y asistente personal, los roles ya están marcados y no son los que tienen que ser. ¿Quién mejor que tu madre sabe que camisa combina con esos pantalones? Y, todas las parejas tienen días malos, ese día, si tu pareja es tu asistente ¿quién acuesta a la persona con diversidad funcional?

Puedo entender, que no compartir, que la persona con diversidad funcional elija que los apoyos que necesita queden en el ámbito familiar pero, por favor, eso no es asistencia personal. Un ejemplo de lo que no es asistencia personal aquí.

La Ley de Dependencia (LEPA) se menciona reiteradamente en el texto, se critican sus carencias presupuestarias y una aplicación deficiente pero, en general, se da por “bien planteada”. No estamos de acuerdo con esto. La llamada cuarta pata del estado de bienestar ya nació coja como se ha denunciado en numerosas ocasiones desde Foro de Vida Independiente y Divertad (por ejemplo aquí) Y, lo que es peor aún, no se ha ajustado a los mandatos de la CDPD como ha señalado el Instituto de Derechos Humanos Bartolomé de las Casas.

Es una cuestión de planteamiento, de los diferentes paradigmas de los que surgen la LEPA y la asistencia personal. Mientras que la Ley de Dependencia se fundamenta en el modelo médico-rehabilitador, la asistencia personal lo hace desde el modelo de vida independiente (que básicamente es una reacción de oposición al anterior) Las cosas no cuadran.

Por esto, políticos con diversidad funcional que estáis por el cambio, estáis viendo como vuestras necesidades de apoyo no pueden ser resueltas satisfactoriamente con la LEPA. Pero estáis en posiciones desde la que podéis promover ese cambio. Esto pasa por reformular la LEPA o, mejor aún, promover una Ley para la Vida Independiente que esté en consonancia con la CDPD y que garantice la dignidad y el Derecho a una Vida Independiente de las Personas con diversidad funcional.