Inciso inicial: El informe y las recomendaciones a España por parte del Comité de Derechos de las Personas con Discapacidad de la ONU es bastante contundente. Pero olvidémonos un momento de los invalidados para ir al centro ordinario con los apoyos necesarios para lograr su desarrollo personal, una educación de calidad, iniciar su vida social con otros alumnos de estos colegios y recordemos que también hay casos en que los padres de niños que responden al patrón establecido les han incitado al odio y al abandono en el aula de compañeros que tenían y supongo que tienen discapacidad. A esos niños no se les puede juzgar por nada, ni debe hacerse. En cambio, se debe actuar en relación con sus padres. Lo menos que deberían hacer los servicios sociales de su zona es investigar si esto constituye incitación al delito, o falta, o incluso abandono de sus deberes paternales, yo no soy jurista como para distinguir lo uno de lo otro. Pienso que la actuación de estos padres irresponsables puede haber dañado y traumatizado de por vida a sus propios retoños. Todo esto por no hablar de las posibles consecuencias que sus actuaciones hayan provocado en las personas invalidadas. Esos servicios sociales deben tomar las medidas adecuadas para, en caso necesario, retirarles a esos padres la custodia de esos pequeños y hacerse cargo de su adecuado crecimiento.
Debido a los estereotipos que todavía existen y perpetúan acciones como la que narra el párrafo 65 del informe del Comité antedicho, a mí no me parece suficiente una campaña de concienciación hacia la comunidad educativa y los padres de los niños afectados. Esa parece la reacción típica y blandengue de instituciones con poco músculo (Naciones Unidas, en este caso) que los estados esquivan con frecuencia (menos mal que la Comisión establece unas conclusiones duras). En mi humilde opinión, las medidas contra estos padres segregadores deben ser contundentes, toda vez que los hechos narrados se den por verdaderos y sean así probados: “También se recibieron testimonios de casos donde los padres de estudiantes sin discapacidad no han permitido que sus hijos asistan al colegio hasta que retiren al niño o niña con discapacidad que estaba en la clase, argumentando que retrasaba el rendimiento del curso”. No debemos olvidar que el interés del niño (con o sin discapacidad) prevalece sobre lo demás. Fin de inciso inicial.
Otro inciso sobre niños sin discapacidad: En el párrafo 58 de su escrito, el Comité destaca que todos los alumnos de un centro escolar se quedaron sin actividades extraescolares en un claro ejemplo de igualdad de oportunidades: «porque tenemos a niños con discapacidad que no las pueden hacer, entonces las eliminaron para todos», igualdad de eliminación de oportunidades y actividades, supongo que quiere decir esto. Mientras el estado alimenta estereotipos y percepciones negativas de personas invalidadas, se defiende como gato panza arriba escribiendo contrarréplicas empleando argumentos adulterados para salirse por la tangente y con suerte hacer que la sociedad siga comulgando con ruedas de molino. Es posible que se cree una comisión para establecer la veracidad de los casos y hechos ya analizados y verificados por el organismo internacional al que nos hemos sometido, pero al final no sucederán grandes cambios efectivos. Ya paso de más incisos porque los niños con variadas etiquetas y los que no las tienen van cogidos de la mano y ni siquiera, molestos que son como ellos solos, se pueden separar en un pequeño escrito.
Tampoco se puede separar al alumnado, por pegajoso y repulsivo que nos parezca, en sistemas (educativos) paralelos, porque en el terreno de la educación se emprende el camino de la vida, en el que niños pueden ir a parar en centros residenciales (párrafo 62) según su funcionamiento. En este punto hay que recordar que la exclusión social no sale gratis, que también tiene un precio, que ese precio es bastante caro, que es más caro que la inclusión social y, en este caso, educativa.
Para terminar ya, que será la hora de hacer cosas más interesantes, pego una sección del párrafo 67 de los resultados de la investigación efectuada por el Comité de los Derechos de las Personas con Discapacidad: “Las vías a disponibilidad de este alumnado, principalmente aquel con mayor necesidad de apoyo, consisten repetidamente en rutas segregadas tales como talleres protegidos, centros de ocupación, o la permanencia en casa o en un centro de día, que recibe a personas con discapacidad de entre 17 y 70 años de edad. El Comité constató que entre los profesionales entrevistados existe una percepción común de que el cuidado institucional de larga duración es el único futuro para ciertas personas con discapacidad entrando a la edad adulta”. Lo que empezó como una simple colleja de parte de la ONU se ha convertido ya en una bofetada en toda regla, sin la suficiente cobertura mediática, política, jurídica y lo que ustedes consideren oportuno. Espero… el que espera desespera, a veces.
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